El precio a pagar*
Tomados de La Jornda, El Fisgón, Helguera y Rocha y El Universal, Naranjo.
Luis Javier Garrido
La marcha por la paz de Javier Sicilia y cientos de mexicanos a Ciudad Juárez en esta primavera de 2011 está recogiendo la exigencia del pueblo mexicano al gobierno panista de poner un fin a su delirante “guerra contra el narco” para terminar con los delirios desquiciados del presidencialismo actual y establecer en México un régimen de legalidad.
1. La afirmación hecha por Felipe Calderón a funcionarios de la embajada estadunidense en México, en el sentido de que las violaciones a los derechos humanos cometidas por funcionarios del gobierno panista de facto en estos años, incluyendo las miles de muertes de mexicanos inocentes, constituyen el “precio a pagar” en su escenario de supuesta “guerra contra el narco”, según aparece en el despacho diplomático 09México3093, del 27 de octubre de 2009, suscrito por John Feeley (encargado de negocios de Estados Unidos), entregado por Wikileaks a La Jornada, y publicado el miércoles 8, ha generado una viva indignación en el país por el carácter fascistoide de la afirmación y el desprecio que entraña para los mexicanos.
2. La obligación fundamental de un gobierno es la de velar por la vida e integridad de quienes se hallan en territorio nacional, lo que los gobernantes del PAN han desconocido por completo, creyendo tener la prerrogativa de poder sacrificarlos como piezas de un ajedrez macabro, lo que es más criminal al conocerse que los objetivos de la “guerra contra el narco” de Calderón no son –ni pueden ser– terminar con los cárteles, sino crear un escenario de terror para entregar las riquezas estratégicas de la nación a las multinacionales y los aparatos del Estado a Washington, “en nombre de la globalización”.
3. La caravana encabezada por el poeta Javier Sicilia de Cuernavaca a Ciudad Juárez (4-10 de junio) ha adquirido por todo una nueva importancia, ya que no es como muchos pretenden simplificar un simple espacio de desahogo y consuelo para dejar un memorial de agravios. No: la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad está recogiendo la exigencia nacional de poner un alto a la guerra y hacer vigente el orden constitucional.
4. Los reclamos y exigencias de los mexicanos agraviados no se equivocan al señalar a lo largo del recorrido de la caravana al responsable de los crímenes de estos años, que es el gobierno surgido del PAN, por más que los sectores de las ONG clericales, que han sido en lo que va de este siglo cómplices del calderonismo, pretendan diluir esa responsabilidad al imponer en los discursos el eufemismo de “la clase política”, que sí tiene en su conjunto una responsabilidad por su complicidad con los crímenes del segundo gobierno del PAN, al mismo título que la jerarquía católica y las ONG vinculadas a ésta, pero que no se equipara a la responsabilidad criminal del gobierno y de quien lo encabeza, y es eso lo que hay que decir.
5. Esos reclamos y exigencias están siendo contundentes y sitúan al poeta Sicilia y a sus compañeros en una disyuntiva que no es la que expresan los analistas de la derecha, pretendiendo que lo fundamental es decidir el futuro del movimiento que anhelan se calderonice (Proceso 1805). Lo esencial para millones de mexicanos es detener la guerra y establecer un gobierno fundado en la razón y el derecho: no en el fanatismo y en los negocios ilícitos como el de Calderón. No en vano muchos de los que tratan de cercar a Sicilia han buscado reducir las demandas del movimiento entre otras cosas a respaldar la contrarreforma electoral del PAN, ya desechada para este periodo, pretendiendo que éste convierta en su bandera las propuestas electorales del blanquiazul, cuando no constituyen más que una nueva engañifa. No buscan “ciudadanizar” los procesos electorales sino montarse sobre las demandas de plebiscito, referéndum, rendición de cuentas, revocación del mandato, acción ciudadana, iniciativa ciudadana o candidaturas ciudadanas, expresadas desde hace más de un cuarto de siglo desde la izquierda, para hacerlas inviables con múltiples candados, sometiendo al control y gustos del poder estas figuras de democracia semidirecta.
6. El destino del movimiento estará en lo que decida su dirigencia en el futuro inmediato, es decir en los próximos días. Las tentativas de Calderón de usarlo en su beneficio entrevistándose con sus dirigentes en “lo oscurito” o de los legisladores tratando de mistificar su sentido y convertirlo en un proponente de leyes, son dos de los principales escollos que se le enfrentan pero el principal es el de adentro: el de poder definir en Ciudad Juárez con vigor su exigencia fundamental de terminar con la guerra e instaurar en México la legalidad.
7. El gobierno panista de Felipe Calderón ha llegado a los mayores abusos de poder y a la mayor depredación de las instituciones que se recuerde desde el fin de la Revolución Mexicana, no sólo con sus políticas y acciones contra el pueblo al que ha vejado, humillado y empobrecido como pocos, sino también ante la elite del poder. La detención urdida en Los Pinos del político-empresario Jorge Hank Rhon, buscando intensificar la guerra sucia contra el PRI con vistas al 2012, ha terminado por revertirse contra Calderón hundiéndolo en el ridículo, porque con su fallido quinazo violentó las garantías domiciliarias y procesales de los detenidos y hundió al Ejército en el descrédito al hacerlo actuar de manera inconstitucional y fascistoide, generándole a las autoridades un torrente de críticas, expresadas no por defender al detenido, un personaje turbio, sino porque cualquiera que sea el pretexto no se puede violentar de manera tan grotesca el estado de derecho.
8. La realidad del país, como se ha visto a lo largo de la caravana, dista mucho de lo que dice la propaganda gubernamental, y la versión que dan las cadenas televisoras y radiales. En un coloquio internacional organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en el que los ponentes fueron en su mayoría abogados conservadores (6-10 de junio), éstos no pudieron sino condenar sin ambages al régimen calderoniano por su violación sistemática al orden constitucional de la República y exigieron el establecimiento en México de un estado de derecho.
9. La disyuntiva de México, en otras palabras, es esa: proseguir en la barbarie o buscar el camino hacia la legalidad.
10. Las muertes de civiles inocentes durante el gobierno de Felipe Calderón, esencialmente a manos de los aparatos de seguridad del Estado, han sido “el precio a pagar”, no para que el país alcance un clima de seguridad sino para que el gobierno espurio de la ultraderecha se consolide en el poder y pueda seguir haciendo negocios y entregando el control de la nación a fuerzas del exterior, y por ello se le sigue exigiendo cada vez con una mayor indignación ciudadana que se detenga, espetándole el: “¡Ya basta!”
*Tomado de La Jornada.
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