La revancha*
Luis Javier Garrido
La crisis nacional corre el riesgo de agravarse ante los signos que da el gobierno de facto de Felipe Calderón de pretender de manera revanchista imponer al pueblo nuevos programas antinacionales.
1. El fracaso del gobierno ilegítimo encabezado por Felipe Calderón es en los tres primeros años del sexenio, de manera paradójica, un peligro para México, pues ante el descontento de las fuerzas de la derecha que lo encumbraron y sus crecientes exigencias, que algunos llaman ya “el primer ex presidente en funciones”, da signos desesperados de que por todos los medios va a tratar de cumplirle a las multinacionales.
2. El mensaje que las mafias de la extrema derecha mexicana en el poder han enviado al país en las semanas siguientes al asalto a Luz y Fuerza del Centro, y que sus principales exponentes han reiterado una y otra vez en múltiples declaraciones, es muy claro: no obstante los desastrosos resultados que para sus intereses ha tenido el segundo gobierno panista, van a ir con todo en lo que resta del sexenio para proseguir las privatizaciones e imponer plenamente en México el modelo neoliberal, con los grandes negocios que esto entraña, y por ningún motivo van a permitir que la Presidencia de la República y el control del país estén en juego en 2012.
3. El proyecto de alternancia política para México exigido desde Washington a partir de los años 80, acordado por Carlos Salinas y la cúpula panista tras el fraude de 1988 y que Ernesto Zedillo se viera obligado a apoyar luego del rescate financiero de 1995, suponía que la derecha gobernaría con los programas neoliberales a través de Acción Nacional en el nuevo siglo, y que el PRI, vinculado con el Estado, descalificado como “intervencionista” y “populista”, debería fungir como un aliado a fin de cerrar el camino a las izquierdas hasta reconstruirse como otra fuerza de derecha mientras el PAN crecía y se iba apoderando del aparato estatal. Las cosas, sin embargo, no están funcionando como estaba previsto.
4. El problema que se presenta al proyecto original fue que si bien la derecha panista y empresarial junto con grupos vinculados al alto clero se fueron apoderando del aparato del Estado entre 2000 y 2009, el PAN no creció como partido y, lo que es más grave: el ejercicio del poder, marcado por una corrupción sin freno, fue siendo de una escandalosa ineptitud, agraviando al pueblo y lesionando los intereses de todos, lo que hizo necesario para esas mafias el fraude electoral de 2006. Agravada hasta el extremo la situación del país por la ineptitud y corrupción del equipo del espurio y por su empeño en imponer medidas antinacionales y antipopulares, la debacle del régimen no ha hecho sino extremarse. El correctivo impuesto por Salinas a los panistas por conducto de Diego al incorporar cuadros de la facción de éste al gabinete no logró para nada frenar el desastre ni el nuevo derrumbe electoral del PAN en 2009 y el régimen atraviesa por una grave crisis de legitimidad.
5. La solución que supone el regreso del PRI en 2012 con Enrique Peña Nieto y los hombres de Atlacomulco no es, sin embargo, satisfactoria para Obama y los halcones del Pentágono, y el propio Salinas, que manipula lo mismo a priístas que a panistas, como ahora a los chuchos del PRD, da signos de que las mafias estarían dispuestas a imponer de nuevo a un panista en Los Pinos, si éste les ofrece garantías. El salinista Claudio X. González, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, les advirtió el miércoles 2 a los panistas que no han logrado “construir una visión de largo plazo y un proyecto”; es decir, que no le dan garantías a las mafias empresariales, de las cuales él forma parte, de una estabilidad de la derecha en el poder, lo que es un presupuesto para que se pudieran quedar.
6. Lo que queda del PRI, por su parte, a pesar de su aparente repunte electoral, no tiene mucho que ofrecer, pues pretende seguir uncido a un proyecto popular que no defendió en décadas y ahora quiere ser más neoliberal y entreguista que el PAN, y así le está ayudando frente a los electricistas, pues de manera hipócrita, y traicionando al movimiento sindical, los legisladores del PRI votaron casi a escondidas con los panistas que no se diera presupuesto alguno a Luz y Fuerza del Centro y que no llegue controversia constitucional alguna a la Suprema Corte, creyendo que podrán en el futuro tener el apoyo de los poderes trasnacionales y del pueblo, sin darse cuenta de que no representan alternativa alguna.
7. La única salida para Calderón y su gobierno acorralado y, en sentido más amplio, para la actual coalición de fuerzas de derecha en el gobierno es, por consiguiente, intentar imponer los cambios legales exigidos desde Washington: las contrarreformas energética, laboral y de salud y hasta la nueva contrarreforma política (que ya mandó al Congreso con la propuesta de relección inmediata de legisladores y presidentes municipales). Y en este sentido, aparecen como una amenaza para el país los complejos de Calderón, y el querer demostrar que él sí puede, pues están reapareciendo proyectos ya derrotados, como el del aeropuerto internacional en Atenco.
8. La lucha por 2012 está ya abierta y el escenario electoral se halla cada vez más acotado por Salinas, pues éste no sólo tiene la posibilidad de imponerle al PRI su candidato, de influir en la decisión de cuál va a ser el candidato panista, y sobre todo de determinar a cuál de los dos van a apoyar las mafias, sino que ahora ya también está haciendo suyo al PRD. El viernes 27, durante una reunión del Frente Amplio Progresista, el representante de los chuchos, Guadalupe Acosta, enfatizó que ellos sí tienen candidato y que es el salinista y también zedillista Juan Ramón de la Fuente, quien de prestarse a la maniobra no sería más que para impedir una candidatura de Andrés Manuel López Obrador, al quien Calderón teme cada vez más por la fuerza que ha adquirido, a tres años de su creación, el Movimiento Nacional en Defensa del Pueblo y la Economía Popular.
9. El acuerdo político de Salinas con el PAN en 1988 suponía que la izquierda electoral no podría configurar una alternativa real, y esto lo está logrando Salinas a través del dinero, como se ve en Iztapalapa, donde Juanito, vendido ya al calderonismo, pretende que un equipo de panistas gobierne en lugar suyo.
10. Los tres años que le quedan al gobierno agónico de Calderón van a ser de una tensión sin precedentes en el país, y si las fuerzas democráticas no actúan unidas, el país puede ir a un mayor desastre.
La crisis nacional corre el riesgo de agravarse ante los signos que da el gobierno de facto de Felipe Calderón de pretender de manera revanchista imponer al pueblo nuevos programas antinacionales.
1. El fracaso del gobierno ilegítimo encabezado por Felipe Calderón es en los tres primeros años del sexenio, de manera paradójica, un peligro para México, pues ante el descontento de las fuerzas de la derecha que lo encumbraron y sus crecientes exigencias, que algunos llaman ya “el primer ex presidente en funciones”, da signos desesperados de que por todos los medios va a tratar de cumplirle a las multinacionales.
2. El mensaje que las mafias de la extrema derecha mexicana en el poder han enviado al país en las semanas siguientes al asalto a Luz y Fuerza del Centro, y que sus principales exponentes han reiterado una y otra vez en múltiples declaraciones, es muy claro: no obstante los desastrosos resultados que para sus intereses ha tenido el segundo gobierno panista, van a ir con todo en lo que resta del sexenio para proseguir las privatizaciones e imponer plenamente en México el modelo neoliberal, con los grandes negocios que esto entraña, y por ningún motivo van a permitir que la Presidencia de la República y el control del país estén en juego en 2012.
3. El proyecto de alternancia política para México exigido desde Washington a partir de los años 80, acordado por Carlos Salinas y la cúpula panista tras el fraude de 1988 y que Ernesto Zedillo se viera obligado a apoyar luego del rescate financiero de 1995, suponía que la derecha gobernaría con los programas neoliberales a través de Acción Nacional en el nuevo siglo, y que el PRI, vinculado con el Estado, descalificado como “intervencionista” y “populista”, debería fungir como un aliado a fin de cerrar el camino a las izquierdas hasta reconstruirse como otra fuerza de derecha mientras el PAN crecía y se iba apoderando del aparato estatal. Las cosas, sin embargo, no están funcionando como estaba previsto.
4. El problema que se presenta al proyecto original fue que si bien la derecha panista y empresarial junto con grupos vinculados al alto clero se fueron apoderando del aparato del Estado entre 2000 y 2009, el PAN no creció como partido y, lo que es más grave: el ejercicio del poder, marcado por una corrupción sin freno, fue siendo de una escandalosa ineptitud, agraviando al pueblo y lesionando los intereses de todos, lo que hizo necesario para esas mafias el fraude electoral de 2006. Agravada hasta el extremo la situación del país por la ineptitud y corrupción del equipo del espurio y por su empeño en imponer medidas antinacionales y antipopulares, la debacle del régimen no ha hecho sino extremarse. El correctivo impuesto por Salinas a los panistas por conducto de Diego al incorporar cuadros de la facción de éste al gabinete no logró para nada frenar el desastre ni el nuevo derrumbe electoral del PAN en 2009 y el régimen atraviesa por una grave crisis de legitimidad.
5. La solución que supone el regreso del PRI en 2012 con Enrique Peña Nieto y los hombres de Atlacomulco no es, sin embargo, satisfactoria para Obama y los halcones del Pentágono, y el propio Salinas, que manipula lo mismo a priístas que a panistas, como ahora a los chuchos del PRD, da signos de que las mafias estarían dispuestas a imponer de nuevo a un panista en Los Pinos, si éste les ofrece garantías. El salinista Claudio X. González, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, les advirtió el miércoles 2 a los panistas que no han logrado “construir una visión de largo plazo y un proyecto”; es decir, que no le dan garantías a las mafias empresariales, de las cuales él forma parte, de una estabilidad de la derecha en el poder, lo que es un presupuesto para que se pudieran quedar.
6. Lo que queda del PRI, por su parte, a pesar de su aparente repunte electoral, no tiene mucho que ofrecer, pues pretende seguir uncido a un proyecto popular que no defendió en décadas y ahora quiere ser más neoliberal y entreguista que el PAN, y así le está ayudando frente a los electricistas, pues de manera hipócrita, y traicionando al movimiento sindical, los legisladores del PRI votaron casi a escondidas con los panistas que no se diera presupuesto alguno a Luz y Fuerza del Centro y que no llegue controversia constitucional alguna a la Suprema Corte, creyendo que podrán en el futuro tener el apoyo de los poderes trasnacionales y del pueblo, sin darse cuenta de que no representan alternativa alguna.
7. La única salida para Calderón y su gobierno acorralado y, en sentido más amplio, para la actual coalición de fuerzas de derecha en el gobierno es, por consiguiente, intentar imponer los cambios legales exigidos desde Washington: las contrarreformas energética, laboral y de salud y hasta la nueva contrarreforma política (que ya mandó al Congreso con la propuesta de relección inmediata de legisladores y presidentes municipales). Y en este sentido, aparecen como una amenaza para el país los complejos de Calderón, y el querer demostrar que él sí puede, pues están reapareciendo proyectos ya derrotados, como el del aeropuerto internacional en Atenco.
8. La lucha por 2012 está ya abierta y el escenario electoral se halla cada vez más acotado por Salinas, pues éste no sólo tiene la posibilidad de imponerle al PRI su candidato, de influir en la decisión de cuál va a ser el candidato panista, y sobre todo de determinar a cuál de los dos van a apoyar las mafias, sino que ahora ya también está haciendo suyo al PRD. El viernes 27, durante una reunión del Frente Amplio Progresista, el representante de los chuchos, Guadalupe Acosta, enfatizó que ellos sí tienen candidato y que es el salinista y también zedillista Juan Ramón de la Fuente, quien de prestarse a la maniobra no sería más que para impedir una candidatura de Andrés Manuel López Obrador, al quien Calderón teme cada vez más por la fuerza que ha adquirido, a tres años de su creación, el Movimiento Nacional en Defensa del Pueblo y la Economía Popular.
9. El acuerdo político de Salinas con el PAN en 1988 suponía que la izquierda electoral no podría configurar una alternativa real, y esto lo está logrando Salinas a través del dinero, como se ve en Iztapalapa, donde Juanito, vendido ya al calderonismo, pretende que un equipo de panistas gobierne en lugar suyo.
10. Los tres años que le quedan al gobierno agónico de Calderón van a ser de una tensión sin precedentes en el país, y si las fuerzas democráticas no actúan unidas, el país puede ir a un mayor desastre.
*Tomado de La Jornada.
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