Las limitaciones de Calderón*
JOSé GIL OLMOS
MEXICO, D.F., 19 de agosto (apro).- Uno de los amigos de Felipe Calderón contó una anécdota que, en su momento, causó sorpresa, y que ahora, a la distancia, nos proporciona datos de la incapacidad que desde entonces ya mostraba el panista frente a la posibilidad de ganar la presidencia de la República; es decir, de escalar peldaños de poder más allá de su capacidad legislativa.
"En una reunión –recuerda el protagonista – estábamos platicando cuatro amigos de Felipe si fuera el candidato presidencial. --¡No manches..., imagínate lo que pasaría!--, dijo uno de nosotros, asombrado de lo que esto implicaría, y empezamos a discutir los problemas que tendríamos que enfrentar si esto pasara. Pero otro de nosotros dijo una cosa que nos puso a pensar aún más. ¡Pero imagínense qué pasaría si ganara…! ".
Cuando este personaje cercano a Calderón contó esta anécdota se reía a carcajada suelta y abría los ojos para acentuar la incredulidad que les provocaba esta ocurrencia. Para entonces, Felipe acababa de dejar la Secretaría de Energía y se lanzaba como precandidato presidencial sin muchas expectativas de ganar.
En esa ocasión, el amigo de Calderón no creía que éste pudiera derrotar a Santiago Creel, quien se perfilaba como el ganador de la contienda interna del PAN por el apoyo que tenía de Vicente Fox, y se reía de sólo recordar aquella reunión de los más cercanos del exlíder del partido.
Pero una vez que, el 2 de julio de 2006, Calderón ganó con el apoyo de Fox, de la Iglesia católica, empresarios y las televisoras, este personaje ya no quiso relatar nuevamente esa historia que retrataba la poca confianza que tenían en Calderón sus propios amigos y, principalmente, de las limitaciones que le veían para desempeñar la mayor responsabilidad política del país.
En 1969, Laurence J. Peter en su libro The Peter Principle, lanzó un principio que ha sido comprobado muchas veces en distintos ámbitos. Dicho principio señala que una empresa, entidad u organización, ya sea partido o gobierno, quienes realizan bien su trabajo son promocionados a puestos de mayor responsabilidad una y otra vez, hasta que alcanzan su nivel de incompetencia.
De esta manera, muchos puestos de alta dirección, como sería la Presidencia de la República, han sido ocupados por gente que no tiene la suficiente capacidad, lo cual conduce a graves errores en las decisiones que llegan a tomar.
Este principio fue aplicado en su momento a Vicente Fox, de quien se decía que su límite o su nivel máximo había sido llegar a ser un candidato exitoso, pero no un presidente. Los múltiples errores que cometió durante su sexenio reforzaban esta idea.
Hoy este mismo principio se podría aplicar a Felipe Calderón, de quien se podría decir que su nivel máximo de capacidad, donde se le vio exitoso, fue cuando llegó a la coordinación de su partido en la Cámara de Diputados.
De primera instancia no se recuerda que haya dejado huella como presidente nacional del PAN, tampoco como director de Banobras y menos como secretario de Energía durante los escasos meses que ocupó éste puesto. Bueno, la única señal que dejó en su efímero paso por la función pública fue el autopréstamo que se dio en Banobras para comprar una casa, el cual tuvo que devolver por el escándalo que provocó entonces.
Calderón, como Fox, llegó a Los Pinos con el apoyo de los grupos de poder más importantes. Quizá el primero tuvo menos margen de maniobra, pues ganó de una manera que no convenció a la mitad del país y por ello usó al Ejército en la lucha contra el narcotráfico como una vía, también, de legitimación.
Parafraseando a Calderón, "haiga sido como haiga sido", el panista ha tenido tiempo y oportunidad para hacer sentir sus capacidades como presidente, pero las decisiones que ha tomado no han sido las más acertadas. Negó que hubiera un crack financiero aludiendo a una pequeña gripa en Estados Unidos y la crisis económica ha derivado en un colapso. Aseguró que sería el presidente del empleo y el número de desocupación (tomando en cuenta subempleo) ha alcanzado una cifra récord: 12 millones 200 mil desocupados.
Desde la tribuna de la Cámara de Diputados alguna vez habló criticando el sistema sindicalista nacional como fuente de poder corrupta del poder presidencial. Pero cuando él llego a la silla presidencial no tuvo reparo en hacer un pacto con lo peor del sindicalismo actual, la maestra Elba Esther Gordillo.
En tanto que de la lucha contra el narcotráfico, en una ocurrencia declaró la guerra a un poder que trasciende las fronteras y sacó a las calles al Ejército provocando una ola de violaciones a los derechos humanos que, a pesar de ser evidentes, las ha ignorado e, incluso, ha lanzado el reto de que se compruebe este hecho tantas veces denunciado por organizaciones civiles nacionales e internacionales.
Existen otros ejemplos que hacen ver la incapacidad que ha tenido Calderón para gobernar. Tal vez aquella anécdota contada por uno de sus amigos no sea tan cierta, pero de no serlo, ha resultado ser una visión del futuro con sus fatales consecuencias.
++++++++++++++++
Medina Mora y García Luna, la ola delictiva*
JENARO VILLAMIL
MEXICO, D.F., 18 de agosto (apro).- Ciertas o no, las versiones que dan como un hecho la salida de Eduardo Medina Mora al frente de la Procuraduría General de la República (PGR), las declaraciones del abogado de la nación, quien el pasado lunes 17 afirmó que, en materia de seguridad pública, estamos mejor que hace 15 años, resultaron una muestra más de ineficacia, insensibilidad y poco tacto.
Lo dijo justo en la peor jornada de asesinatos ocurridos este año. Tan sólo el mismo lunes 17 de agosto se registraron 57 muertos en ocho entidades. En Durango, fueron ejecutadas 10 personas; en Ciudad Juárez, un bar fue el escenario de una terrible masacre (ocho muertos); en esa misma ciudad, cerca de 20 soldados ingresaron, sin orden judicial, al domicilio del exdirigente nacional del PAN, Manuel Espino; en Monterrey, la televisión local transmitió en vivo el tiroteo durante dos horas entre presuntos integrantes del cártel del Golfo y militares en la colonia Los Laureles, y en el estado de México, tras el asesinato del presunto jefe de La Familia, se prevé una ola de ejecuciones que se sumarán a los 218 asesinados en este año.
Por si fuera poco, el rector de la UNAM, José Narro Robles, afirmó que la inestabilidad financiera y el shock pronosticado para 2010 por el secretario de Hacienda, Agustín Cartens (el mismo que antes nos quiso tranquilizar con la metáfora del "catarrito") es un caldo de cultivo para que la crisis se transforme en un estallido social.
Ante este panorama, el procurador Medina Mora ya no tuvo ni a Televisa para salvarlo. Su afirmación en el foro de la Asociación Nacional de la Publicidad resultó una gracejada digna del peor spot del sexenio. Amparándose en cifras que sólo él puede acreditar, Medina Mora afirmó que los niveles de violencia que se viven en México son mucho menores que hace 15 años e inferiores a las que se registran en Colombia, Brasil y algunas ciudades de Estados Unidos.
"Hace 15 años –afirmó Medina Mora--, el índice de homicidios intencionales era de 18, y el año pasado tuvimos 10.7 homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes".
Este mismo índice, abundó el exdirector del CISEN, es de 33 homicidios por 100 mil habitantes en Colombia, 40 en Brasil y en el distrito de Columbia, Estados Unidos, llegó a 30.
¿A quién quería convencer con esos comparativos? ¿De qué "intencionalidad" está hablando Medina Mora en los homicidios cuando las calles de las principales ciudades del país se han convertido en escenario de batalla de los cárteles, los militares y las policías?
Para nadie es un secreto que la labor para desbancar de la PGR a Medina Mora es una obsesión de Genaro García Luna, el "policía del sexenio", según sus aduladores. Hábil para hacer superproducciones televisivas e imponer en la agenda informativa sus detenciones y su peculiar guerra sucia contra quienes no entren en su red de intereses, García Luna ha logrado borrar a Medina Mora, pero no por su eficacia, sino por su temible acción intimidatoria.
Si Medina Mora es relevado de la PGR quizá le cumplan en Televisa la promesa de volverlo uno de los vicepresidentes del consorcio televisivo, pero el problema no es ese. Tener una PGR desmantelada, enfrentada con las procuradurías estatales y capitalinas y con el Ejército, ha generado un auténtico Frankenstein: la SSP de García Luna.
¿Quién para ahora los excesos y las intimidaciones de García Luna? Peor si el diagnóstico se reduce a criminalizar y a transformar a los militares en policías y a los policías a su cargo en fuerzas casi paramilitares, al estilo colombiano.
jenarovi@yahoo.com.mx
++++++++++++++
El demagogo al desnudo*
ÁLVARO DELGADO
MÉXICO, D.F., 17 de agosto (apro).- Cuando no se ha cumplido ni la mitad del sexenio, y a dos semanas del tercer Informe de Gobierno, es fácil entender por qué Felipe Calderón ordenó borrar todo vestigio de sus promesas de campaña: En un país ensangrentado, económicamente en quiebra y roto socialmente, en el desfiladero, no hay un solo dato del que pueda ufanarse.
Ni siquiera Vicente Fox, que fue una nulidad y sigue siendo un fardo presupuestal para el país con su sueldo vitalicio, hizo lo que Calderón: Mandar cancelar la página de internet de su campaña y disponer que en la del Partido Acción Nacional (PAN) desapareciera todo discurso comprometedor.
Todo para evitar el escrutinio de sus ofertas y el cotejo entre lo que ofreció y la atroz realidad.
El objetivo era muy claro: Apostarle a la amnesia de los ciudadanos. Porque, al cabo de casi la mitad de su gestión, no le queda ni vergüenza.
"Felipe Calderón es el candidato de las propuestas y será el presidente de las soluciones", anunciaba la propaganda en el inicio de la etapa "de contraste" contra Andrés Manuel López Obrador, en marzo de 2006, que en realidad significó el inicio de la miserable campaña de envenenamiento social.
Decía Calderón, el 6 de marzo, en el hotel María Isabel Sheraton, de la Ciudad de México, sobre el relanzamiento de su campaña: "(será) una etapa precisamente entre la propuesta de futuro, un futuro con crecimiento y empleo que representa Acción Nacional, con la propuesta de pasado económico, de endeudamiento, de devaluación, de crisis económicas, que representa López Obrador".
Si ya lo había hecho desde enero, al inicio formal de la campaña, Calderón desplegó a plenitud la demagogia, es decir, halagó las aspiraciones de un sector de la sociedad y explotó también los prejuicios de otro para presentarse como el candidato del futuro, particularmente en el crecimiento económico y la generación de empleo.
Cualquier ciudadano con sentido común y medianamente informado, incluidos quienes son panistas o simpatizantes, concluye que Calderón es, sencillamente, un fracaso. Las propias cifras oficiales --desprovistas de cualquier tendencia o mala fe-- acreditan tan miserable realidad.
Vaya, hasta el propio Calderón podría deponer su arrogancia y sonrojarse ante lo que escribió en su libro El hijo desobediente, de 2006, y lo que ha sido su gestión. Aquí un fragmento:
"Imaginemos ahora el 2012. En mi último informe de gobierno hago un balance de seis años muy intensos. Hay, desde luego, enormes desafíos y retos por enfrentar, pero también evidentes logros que se pueden constatar. Resumo los principales. Cuando asumí la presidencia de la República había unos 50 millones de pobres y 22 millones en pobreza extrema. Hoy hay 35 millones de pobres y 10 millones en pobreza extrema.
"Se ha librado una batalla frontal contra la inseguridad; se ha depurado el Ministerio Público y las policías federales, y hemos encontrado colaboración en algunos estados para depurar los cuerpos policíacos locales; tenemos una policía integrada por elementos de reconocida solvencia moral, que son respetados en sus comunidades y cuyo desempeño vigilan cotidianamente los ciudadanos; ganan un salario digno, son profesionales y saben que van a tener también un reconocimiento digno; por ello hemos bajado los índices de delincuencia considerablemente.
"México es un país de leyes, un país de plena certidumbre, no sólo en los niveles de convivencia sino en la vida económica. El flujo de inversión ha permitido que los últimos tres años hayan sido los de mayor crecimiento económico en la historia contemporánea del país. Por ello se ha cumplido la meta de crear un millón anual de empleos…
"México está mejor que antes en términos de varios indicadores. En 2006 México tenía el lugar 79 en el Foro Económico Mundial de Davos en términos de credibilidad, legalidad, estado de derecho, independencia de los jueces, seguridad pública; hoy ocupa el lugar 35. Falta mucho por hacer, pero evidentemente los pasos que hemos dado nos consolidan como una nación segura para vivir y para invertir, y eso nos ha ayudado a mejorar las condiciones de vida…"
Puede decirse que tiene todavía tres años para concretar estas ofertas, pero él mismo sabe que ni siquiera es seguro que las cumpla…
Apuntes
Eso sí, vienen nuevos impuestos para el hartazgo de la opulenta burocracia que ese individuo encabeza…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx
MEXICO, D.F., 19 de agosto (apro).- Uno de los amigos de Felipe Calderón contó una anécdota que, en su momento, causó sorpresa, y que ahora, a la distancia, nos proporciona datos de la incapacidad que desde entonces ya mostraba el panista frente a la posibilidad de ganar la presidencia de la República; es decir, de escalar peldaños de poder más allá de su capacidad legislativa.
"En una reunión –recuerda el protagonista – estábamos platicando cuatro amigos de Felipe si fuera el candidato presidencial. --¡No manches..., imagínate lo que pasaría!--, dijo uno de nosotros, asombrado de lo que esto implicaría, y empezamos a discutir los problemas que tendríamos que enfrentar si esto pasara. Pero otro de nosotros dijo una cosa que nos puso a pensar aún más. ¡Pero imagínense qué pasaría si ganara…! ".
Cuando este personaje cercano a Calderón contó esta anécdota se reía a carcajada suelta y abría los ojos para acentuar la incredulidad que les provocaba esta ocurrencia. Para entonces, Felipe acababa de dejar la Secretaría de Energía y se lanzaba como precandidato presidencial sin muchas expectativas de ganar.
En esa ocasión, el amigo de Calderón no creía que éste pudiera derrotar a Santiago Creel, quien se perfilaba como el ganador de la contienda interna del PAN por el apoyo que tenía de Vicente Fox, y se reía de sólo recordar aquella reunión de los más cercanos del exlíder del partido.
Pero una vez que, el 2 de julio de 2006, Calderón ganó con el apoyo de Fox, de la Iglesia católica, empresarios y las televisoras, este personaje ya no quiso relatar nuevamente esa historia que retrataba la poca confianza que tenían en Calderón sus propios amigos y, principalmente, de las limitaciones que le veían para desempeñar la mayor responsabilidad política del país.
En 1969, Laurence J. Peter en su libro The Peter Principle, lanzó un principio que ha sido comprobado muchas veces en distintos ámbitos. Dicho principio señala que una empresa, entidad u organización, ya sea partido o gobierno, quienes realizan bien su trabajo son promocionados a puestos de mayor responsabilidad una y otra vez, hasta que alcanzan su nivel de incompetencia.
De esta manera, muchos puestos de alta dirección, como sería la Presidencia de la República, han sido ocupados por gente que no tiene la suficiente capacidad, lo cual conduce a graves errores en las decisiones que llegan a tomar.
Este principio fue aplicado en su momento a Vicente Fox, de quien se decía que su límite o su nivel máximo había sido llegar a ser un candidato exitoso, pero no un presidente. Los múltiples errores que cometió durante su sexenio reforzaban esta idea.
Hoy este mismo principio se podría aplicar a Felipe Calderón, de quien se podría decir que su nivel máximo de capacidad, donde se le vio exitoso, fue cuando llegó a la coordinación de su partido en la Cámara de Diputados.
De primera instancia no se recuerda que haya dejado huella como presidente nacional del PAN, tampoco como director de Banobras y menos como secretario de Energía durante los escasos meses que ocupó éste puesto. Bueno, la única señal que dejó en su efímero paso por la función pública fue el autopréstamo que se dio en Banobras para comprar una casa, el cual tuvo que devolver por el escándalo que provocó entonces.
Calderón, como Fox, llegó a Los Pinos con el apoyo de los grupos de poder más importantes. Quizá el primero tuvo menos margen de maniobra, pues ganó de una manera que no convenció a la mitad del país y por ello usó al Ejército en la lucha contra el narcotráfico como una vía, también, de legitimación.
Parafraseando a Calderón, "haiga sido como haiga sido", el panista ha tenido tiempo y oportunidad para hacer sentir sus capacidades como presidente, pero las decisiones que ha tomado no han sido las más acertadas. Negó que hubiera un crack financiero aludiendo a una pequeña gripa en Estados Unidos y la crisis económica ha derivado en un colapso. Aseguró que sería el presidente del empleo y el número de desocupación (tomando en cuenta subempleo) ha alcanzado una cifra récord: 12 millones 200 mil desocupados.
Desde la tribuna de la Cámara de Diputados alguna vez habló criticando el sistema sindicalista nacional como fuente de poder corrupta del poder presidencial. Pero cuando él llego a la silla presidencial no tuvo reparo en hacer un pacto con lo peor del sindicalismo actual, la maestra Elba Esther Gordillo.
En tanto que de la lucha contra el narcotráfico, en una ocurrencia declaró la guerra a un poder que trasciende las fronteras y sacó a las calles al Ejército provocando una ola de violaciones a los derechos humanos que, a pesar de ser evidentes, las ha ignorado e, incluso, ha lanzado el reto de que se compruebe este hecho tantas veces denunciado por organizaciones civiles nacionales e internacionales.
Existen otros ejemplos que hacen ver la incapacidad que ha tenido Calderón para gobernar. Tal vez aquella anécdota contada por uno de sus amigos no sea tan cierta, pero de no serlo, ha resultado ser una visión del futuro con sus fatales consecuencias.
++++++++++++++++
Medina Mora y García Luna, la ola delictiva*
JENARO VILLAMIL
MEXICO, D.F., 18 de agosto (apro).- Ciertas o no, las versiones que dan como un hecho la salida de Eduardo Medina Mora al frente de la Procuraduría General de la República (PGR), las declaraciones del abogado de la nación, quien el pasado lunes 17 afirmó que, en materia de seguridad pública, estamos mejor que hace 15 años, resultaron una muestra más de ineficacia, insensibilidad y poco tacto.
Lo dijo justo en la peor jornada de asesinatos ocurridos este año. Tan sólo el mismo lunes 17 de agosto se registraron 57 muertos en ocho entidades. En Durango, fueron ejecutadas 10 personas; en Ciudad Juárez, un bar fue el escenario de una terrible masacre (ocho muertos); en esa misma ciudad, cerca de 20 soldados ingresaron, sin orden judicial, al domicilio del exdirigente nacional del PAN, Manuel Espino; en Monterrey, la televisión local transmitió en vivo el tiroteo durante dos horas entre presuntos integrantes del cártel del Golfo y militares en la colonia Los Laureles, y en el estado de México, tras el asesinato del presunto jefe de La Familia, se prevé una ola de ejecuciones que se sumarán a los 218 asesinados en este año.
Por si fuera poco, el rector de la UNAM, José Narro Robles, afirmó que la inestabilidad financiera y el shock pronosticado para 2010 por el secretario de Hacienda, Agustín Cartens (el mismo que antes nos quiso tranquilizar con la metáfora del "catarrito") es un caldo de cultivo para que la crisis se transforme en un estallido social.
Ante este panorama, el procurador Medina Mora ya no tuvo ni a Televisa para salvarlo. Su afirmación en el foro de la Asociación Nacional de la Publicidad resultó una gracejada digna del peor spot del sexenio. Amparándose en cifras que sólo él puede acreditar, Medina Mora afirmó que los niveles de violencia que se viven en México son mucho menores que hace 15 años e inferiores a las que se registran en Colombia, Brasil y algunas ciudades de Estados Unidos.
"Hace 15 años –afirmó Medina Mora--, el índice de homicidios intencionales era de 18, y el año pasado tuvimos 10.7 homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes".
Este mismo índice, abundó el exdirector del CISEN, es de 33 homicidios por 100 mil habitantes en Colombia, 40 en Brasil y en el distrito de Columbia, Estados Unidos, llegó a 30.
¿A quién quería convencer con esos comparativos? ¿De qué "intencionalidad" está hablando Medina Mora en los homicidios cuando las calles de las principales ciudades del país se han convertido en escenario de batalla de los cárteles, los militares y las policías?
Para nadie es un secreto que la labor para desbancar de la PGR a Medina Mora es una obsesión de Genaro García Luna, el "policía del sexenio", según sus aduladores. Hábil para hacer superproducciones televisivas e imponer en la agenda informativa sus detenciones y su peculiar guerra sucia contra quienes no entren en su red de intereses, García Luna ha logrado borrar a Medina Mora, pero no por su eficacia, sino por su temible acción intimidatoria.
Si Medina Mora es relevado de la PGR quizá le cumplan en Televisa la promesa de volverlo uno de los vicepresidentes del consorcio televisivo, pero el problema no es ese. Tener una PGR desmantelada, enfrentada con las procuradurías estatales y capitalinas y con el Ejército, ha generado un auténtico Frankenstein: la SSP de García Luna.
¿Quién para ahora los excesos y las intimidaciones de García Luna? Peor si el diagnóstico se reduce a criminalizar y a transformar a los militares en policías y a los policías a su cargo en fuerzas casi paramilitares, al estilo colombiano.
jenarovi@yahoo.com.mx
++++++++++++++
El demagogo al desnudo*
ÁLVARO DELGADO
MÉXICO, D.F., 17 de agosto (apro).- Cuando no se ha cumplido ni la mitad del sexenio, y a dos semanas del tercer Informe de Gobierno, es fácil entender por qué Felipe Calderón ordenó borrar todo vestigio de sus promesas de campaña: En un país ensangrentado, económicamente en quiebra y roto socialmente, en el desfiladero, no hay un solo dato del que pueda ufanarse.
Ni siquiera Vicente Fox, que fue una nulidad y sigue siendo un fardo presupuestal para el país con su sueldo vitalicio, hizo lo que Calderón: Mandar cancelar la página de internet de su campaña y disponer que en la del Partido Acción Nacional (PAN) desapareciera todo discurso comprometedor.
Todo para evitar el escrutinio de sus ofertas y el cotejo entre lo que ofreció y la atroz realidad.
El objetivo era muy claro: Apostarle a la amnesia de los ciudadanos. Porque, al cabo de casi la mitad de su gestión, no le queda ni vergüenza.
"Felipe Calderón es el candidato de las propuestas y será el presidente de las soluciones", anunciaba la propaganda en el inicio de la etapa "de contraste" contra Andrés Manuel López Obrador, en marzo de 2006, que en realidad significó el inicio de la miserable campaña de envenenamiento social.
Decía Calderón, el 6 de marzo, en el hotel María Isabel Sheraton, de la Ciudad de México, sobre el relanzamiento de su campaña: "(será) una etapa precisamente entre la propuesta de futuro, un futuro con crecimiento y empleo que representa Acción Nacional, con la propuesta de pasado económico, de endeudamiento, de devaluación, de crisis económicas, que representa López Obrador".
Si ya lo había hecho desde enero, al inicio formal de la campaña, Calderón desplegó a plenitud la demagogia, es decir, halagó las aspiraciones de un sector de la sociedad y explotó también los prejuicios de otro para presentarse como el candidato del futuro, particularmente en el crecimiento económico y la generación de empleo.
Cualquier ciudadano con sentido común y medianamente informado, incluidos quienes son panistas o simpatizantes, concluye que Calderón es, sencillamente, un fracaso. Las propias cifras oficiales --desprovistas de cualquier tendencia o mala fe-- acreditan tan miserable realidad.
Vaya, hasta el propio Calderón podría deponer su arrogancia y sonrojarse ante lo que escribió en su libro El hijo desobediente, de 2006, y lo que ha sido su gestión. Aquí un fragmento:
"Imaginemos ahora el 2012. En mi último informe de gobierno hago un balance de seis años muy intensos. Hay, desde luego, enormes desafíos y retos por enfrentar, pero también evidentes logros que se pueden constatar. Resumo los principales. Cuando asumí la presidencia de la República había unos 50 millones de pobres y 22 millones en pobreza extrema. Hoy hay 35 millones de pobres y 10 millones en pobreza extrema.
"Se ha librado una batalla frontal contra la inseguridad; se ha depurado el Ministerio Público y las policías federales, y hemos encontrado colaboración en algunos estados para depurar los cuerpos policíacos locales; tenemos una policía integrada por elementos de reconocida solvencia moral, que son respetados en sus comunidades y cuyo desempeño vigilan cotidianamente los ciudadanos; ganan un salario digno, son profesionales y saben que van a tener también un reconocimiento digno; por ello hemos bajado los índices de delincuencia considerablemente.
"México es un país de leyes, un país de plena certidumbre, no sólo en los niveles de convivencia sino en la vida económica. El flujo de inversión ha permitido que los últimos tres años hayan sido los de mayor crecimiento económico en la historia contemporánea del país. Por ello se ha cumplido la meta de crear un millón anual de empleos…
"México está mejor que antes en términos de varios indicadores. En 2006 México tenía el lugar 79 en el Foro Económico Mundial de Davos en términos de credibilidad, legalidad, estado de derecho, independencia de los jueces, seguridad pública; hoy ocupa el lugar 35. Falta mucho por hacer, pero evidentemente los pasos que hemos dado nos consolidan como una nación segura para vivir y para invertir, y eso nos ha ayudado a mejorar las condiciones de vida…"
Puede decirse que tiene todavía tres años para concretar estas ofertas, pero él mismo sabe que ni siquiera es seguro que las cumpla…
Apuntes
Eso sí, vienen nuevos impuestos para el hartazgo de la opulenta burocracia que ese individuo encabeza…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx
*Tomados de la revista Proceso.
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