Y el paraíso tapatío se derrumbó*
Tomados de La Jornada, Hernández, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.
Alberto Osorio M. y Felipe Cobián R.
El paraíso jalisciense que el gobernador Emilio González Márquez no se ha cansado de pregonar se le convirtió en infierno el jueves 24 con el hallazgo de 26 ejecutados en plena zona metropolitana de Guadalajara. Su estado a prueba de narcos se desmoronó cuando el mandatario aún se sentía envalentonado por la presencia de miles de efectivos federales que “blindaron” los pasados XVI Juegos Panamericanos y los Parapanamericanos.
GUADALAJARA, JAL.- En menos de 72 horas, y cuando la Policía Federal se retiraba, se acabó el “blindaje” en esta capital luego de que, entre el lunes 21 y el miércoles 23, comandos del cártel Zeta-Milenio hicieron varios levantones. El desenlace se conoció el jueves 24 al amanecer: 26 cadáveres aparecieron en tres camionetas abandonadas en la zona de los Arcos del Milenio.
Más grande fue la indignación de los tapatíos cuando se enteraron de que los responsables de la multiejecución obraron sin contratiempo alguno; más aún porque la acción ocurrió en las confluencias más saturadas y vigiladas de la zona metropolitana, a unos 400 metros de Expo Guadalajara, donde dos días después se inauguró la 25 edición de la Feria Internacional del Libro (FIL).
La aparición de los cuerpos puso al desnudo la vulnerabilidad de la metrópoli, aun cuando las autoridades pregonaban que el entorno estaba bien protegido contra ataques de la delincuencia organizada desde mucho antes de la celebración de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos.
Peor: ni siquiera la decena de denuncias presentadas entre el lunes 21 y el miércoles 23 por la desaparición forzada de un importante número de jóvenes de distintas colonias de la zona metropolitana motivó a las autoridades para desplegar a los uniformados y diseñar una estrategia que protegiera a los habitantes; tampoco el atentado del viernes 18 contra el director operativo de la Policía Municipal tapatía, Marco Antonio Castañeda, en el que falleció un sicario.
Las numerosas ejecuciones previas en Sinaloa y los 26 cuerpos encontrados en esta ciudad parecen estar relacionadas con la guerra entre los sicarios del cártel Zetas-Milenio y los del cártel del Pacífico, según se desprende de los mensajes colocados junto a los cadáveres que aparecieron a un costado de los Arcos del Milenio, obra monumental inconclusa de Sebastián.
Las autoridades federales, estatales y municipales reaccionaron con retraso. Diez horas después del hallazgo de los 26 cuerpos, la Procuraduría de Justicia de Jalisco ofreció la versión oficial en torno el multiasesinato que no tiene precedentes en la historia de Jalisco. Sólo entonces la dependencia tuvo señales claras e inequívocas de que algo muy grave sucedía en la ciudad tras los levantones del lunes 21 y del miércoles 23.
Los gatilleros tuvieron 45 segundos para “sembrar” los tres vehículos con los 26 cadáveres justo cuando miles de personas atiborran el Mercado de Abastos, situado a dos cuadras del lugar. La operación, perfectamente planificada y sincronizada, se realizó a partir de las 6:11 horas, de acuerdo con el video de una cámara de vigilancia, según informó el secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez.
A las 16:00 horas del viernes 25, el procurador Tomás Coronado Olmos admitió ante los medios locales que entre el lunes 21 y el miércoles 23 la dependencia recibió 10 denuncias sobre personas desaparecidas en los municipios de Zapopan, Tlaquepaque y Guadalajara. Después se supo que varios de los plagiados estaban entre los ejecutados.
Coronado comentó que entre los fallecidos había un panadero, un conductor de transporte de carga, un repartidor de una empresa de agua purificada, un repartidor de pizzas, un pintor, un mecánico, un electricista, dos empleados de comercios, un vendedor de autos y otro de chatarra, este último originario de San Francisco de Ramos, Aguascalientes.
También expuso que algunos quizá no tenían nada que ver con el crimen organizado, aunque identificó a seis que sí tenían antecedentes penales por robo de autos e incluso delitos contra la salud.
La identificación de los cuerpos
De acuerdo con la procuraduría, en una de las camionetas –una Dodge Caravan azul con número de placa JJC 44427 del estado de Jalisco que había sido reportada como robada–, se recuperaron los cadáveres de Saúl Mendoza Jaso, de 21 años, quien vivía en la colonia El Sáuz y trabajaba como vendedor en una tienda departamental, y Ramón Mora Alonso, quien contaba con orden de aprehensión por robo de vehículos.
A la lista se sumaron los hermanos Juan Pablo y Ramón Celis Velasco, residentes de la colonia Miravalle; el primero era chofer. También fue identificado Andrés Jaime Rivera, quien vivía en la colonia Ayuntamiento y se dedicaba a la venta de videojuegos en la colonia Constitución, así como José Martínez Guzmán, de 23 años y de oficio electricista.
En la lista se hallan asimismo Luis Sánchez Quesada, a quien los peritos identificaron por sus huellas dactilares; José Guadalupe Amatón Ávila, de 23 años, habitante de la colonia Constitución y pintor de casas, levantado el miércoles 23; José Guadalupe Buenrostro Calzada, de 29 años, trabajador de una tienda de autoservicio y vecino de Tlaquepaque; Juan Carlos Andrade Esquivel, de 40 años, vendedor de hamburguesas y residente de Jardines del Valle, en Zapopan.
En otra camioneta –una Dodge Van blanca, con placas MFK 1496 del Estado de México– las autoridades reconocieron a Alejandro Robles Vidal, de 22 años, y a Édgar Ramón Chávez Martínez, ambos residentes de San Juan de Ocotán. También estaba el cuerpo de José Antonio Parga Guareño, de 23 años, de la colonia López Portillo y chofer de camión de carga, quien desapreció el martes 22.
La lista sigue: Óscar Octavio Gutiérrez Rodríguez, un panadero de 36 años que había desaparecido el lunes 21; Horacio Oceguera López, de 31 años, se dedicaba a la venta de autos usados y tenía antecedentes penales por delitos contra la salud. Los dos últimos vivían en Santa Margarita, en Zapopan; Salvador Zuno, acusado de robo calificado, según la ficha de la procuraduría.
En el tercer vehículo –una Nissan de caja seca con placas KX 976 777– se localizaron nueve cuerpos. Entre ellos el de Carlos Celis Coronado, de 34 años, plagiado el lunes 21 cuando circulaba en la camioneta en la cual fue abandonado. En el momento del levantón iba con un amigo a vender chatarra.
Hasta el cierre de edición aún no habían sido identificados los otros ocho cuerpos. Sólo se sabe que uno de ellos era el del aguascalentense Juan Cázares Guzmán, quien estuvo preso por fraude.
El procurador Cornado Olmos declaró el viernes 25 que nueve de las 26 víctimas murieron por contusión de cráneo, 17 por asfixia derivada de una estrangulación indirecta. E insistió en que se investiga la posible conexión de los hechos registrados en Guadalajara con los 25 cuerpos encontrados en Sinaloa (16 de ellos calcinados) el miércoles 23 y con los 35 abandonados el Boca del Río, Veracruz, el 20 septiembre.
Según el funcionario, en los videos que analiza la procuraduría se observa cuando menos a tres individuos en el momento en que abandonan las camionetas con los cuerpos.
Los medios locales informaron que entre los ejecutados se encontraban tres jóvenes que habían desaparecido de Lomas del Colli, Zapopan, luego de una fiesta particular en el extremo surponiente del municipio.
Los reportes
En el primer reporte del jueves 24, el secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez, dijo que se investigaba la relación del levantamiento de siete personas ocurrido los días previos en la zona metropolitana con los hombres encontrados en Los Arcos del Milenio. En realidad fueron 10 los plagiados.
Apenas descubiertos los 26 ejecutados, la noticia dio la vuelta al mundo. La masacre, decían los mensajes de las redes sociales, ocurrió una semana después de la clausura de la IV edición de los Juegos Parapanamericanos, a menos de un mes del término de los controvertidos XVI Juegos Panamericanos y unos días antes de la inauguración de la Feria Internacional del Libro 2011, uno de los magnos eventos al que asisten cientos de extranjeros y este año tiene como invitado de honor a Alemania
Al día siguiente, el viernes 25, el procurador Coronado Olmos informó que de 19 de los 26 cuerpos habían sido identificados; también expuso que los familiares de 15 de ellos ya los habían reclamado.
Miguel Muñoz, coordinador de eventos especiales de la estación de radio W Guadalajara, comenta a Proceso que fue uno de los primeros que llegaron a la zona donde los sicarios abandonaron las tres camionetas.
Dice que tenían las puertas abiertas y las luces encendidas, lo que le permitió observar los cadáveres apilados: “Algunos de los muertitos estaban enterregados y semidesnudos, en trusa o short; otros tenían el torso desnudo, casi ninguno traía zapatos”.
Muñoz relata que junto a la Nissan, sobre la banqueta había una narcomanta con un mensaje “al parecer dirigido a las autoridades”. Estaba en una lona cuadrada, “pero los policías de Guadalajara la quitaron cuando se dieron cuenta que trabajaba en un medio de comunicación”, dice.
Otras personas consultadas por los reporteros aseguran haber visto cosas raras en el lugar, entre ellas “un narcomensaje que estaba a punto de caerse de una de las camionetas”.
“No alcancé a leer todo lo que decía, pero al parecer advertía algo así como ‘y lo que viene’. En la primera parte mencionaba al gobernador (Emilio González Márquez) o al gobierno de Jalisco; no lo pude leer todo porque estaba un poco doblada”, afirma uno de los testigos.
Y aunque Guzmán Pérez Peláez habló del narcomensaje, omitió hablar sobre su contenido. En la conferencia de prensa que ofreció el jueves 24 por la tarde en el salón principal de Casa Jalisco, se limitó a declarar: “No somos difusores de estos mensajes (pero) están a su disposición para que puedan ver literalmente lo que contenía”.
El mensaje estaba escrito en una hoja tamaño carta y fue colocado de manera discreta en algunas mesas del lugar en la cual las autoridades estatales se pronunciaron sobre esa masacre. Al día siguiente, algunos medios locales lograron obtener una imagen completa de la narcomanta y difundieron su contenido.
El mismo viernes 25, el sector industrial y los alcaldes de la zona metropolitana demandaron la intervención directa de las fuerzas federales y pidieron que el Ejército colocara retenes. El procurador Coronado Olmos llamó a la población a “autoprotegerse” ante posibles “condiciones de riesgo”.
Dante Haro, investigador de la Universidad de Guadalajara, asegura que el abandono de 26 cadáveres en plena zona metropolitana es una muestra del recrudecimiento de la guerra entre el grupo que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán y Los Zetas y el cártel del Milenio. Asegura también que las masacres de Sinaloa y Veracruz tienen conexión directa con la de Guadalajara.
*Tomado de la revista Proceso.
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