El “boom” de las tragamonedas: clandestinidad, corrupción, negociazo...*
Tomados de La Jornada, Hernández, Helguera y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.
Jenaro Villamil
El auge de las máquinas tragamonedas en los casinos genera peligros más allá de la ludopatía. Sin normatividad específica y ante la incapacidad de la autoridad para vigilar esa modalidad de juegos de azar, los gigantes mundiales del ramo se apoderan del enorme mercado que el actual gobierno federal abrió, forzando una interpretación ambigua de la ley. El resultado: un amplio margen para la corrupción, la trasnacionalización del negocio, la opacidad de millonarias operaciones…
Las máquinas tragamonedas han proliferado en todo el país en los últimos cuatro años, al grado que la propia industria calcula que además de las 90 mil “tragaperras” –como les dicen en España– instaladas en los cerca de 300 centros de apuestas que operan con permiso de la Secretaría de Gobernación, existen entre 70 mil y 75 mil más que funcionan de manera clandestina afuera de escuelas, en tiendas de abarrotes, farmacias, kioscos y pequeñas fondas, conocidas todas como “casinos callejeros”.
El nivel de ganancias de cada una de esas máquinas puede ser de entre 5 mil y 10 mil dólares al mes, dependiendo del tipo de juego, de la afluencia de personas a los casinos y de la calidad del slot (nombre en inglés de esos aparatos).
Legisladores y operarios calculan que más de la mitad de las máquinas que operan ilegalmente son de segunda mano y pueden tener un costo que va de 100 mil a 150 mil pesos. Existen fabricantes que las ensamblan en México a menor costo que las importadas y la mayoría se dedica a rentárselas a dueños de establecimientos comerciales sin que exista ninguna regulación federal.
El pasado martes 13, el Gobierno del Distrito Federal anunció que, por medio del Instituto de Infraestructura Física del DF y del Instituto de Verificación Administrativa (Invea), realizará operativos en las inmediaciones de las escuelas para evitar la instalación de esas máquinas.
El secretario de Educación capitalino, Mario Delgado, afirmó que recibieron “muchas llamadas de padres de familia y de maestros denunciando que alrededor de las escuelas en algunas tienditas se instalan maquinitas de azar, que finalmente le quitan a los niños su dinero, que son ilegales y fomentan una actividad que no nos gusta para los niños y niñas de la Ciudad de México”.
Las autoridades de la Secretaría de Gobernación se hacen de la vista gorda a pesar de que la Ley de Juegos y Sorteos, vigente desde 1947, sanciona en su artículo octavo que se efectúen “juegos prohibidos o juegos con apuestas y sorteos que no cuenten con la autorización legal”, y en el artículo noveno establece que “ningún lugar en que se practiquen juegos con apuestas, se efectúen sorteos, podrá establecerse cerca de escuelas o centros de trabajo”.
El escándalo generado por las irregularidades en la operación de los centros de apuestas y sorteos a raíz del incendio del casino Royale, en Monterrey, ha provocado un nuevo interés por el mercado clandestino de máquinas tragamonedas.
El senador petista Ricardo Monreal afirmó el jueves 8, en la tribuna del Senado, que “según las cifras oficiales existen cerca de 75 mil máquinas tragamonedas en el Valle de México.
“Tan sólo hay 25 mil máquinas en salas de juego de empresas mal autorizadas por la Dirección Adjunta de Juegos y Sorteos, dependiente de la Secretaría de Gobernación. Las otras 50 mil operan mediante amparos”, afirmó el legislador, quien promovió un punto de acuerdo para solicitarle al gobierno federal que proporcione información detallada sobre los permisos y la situación jurídica de cada uno de los centros de apuestas en el país.
“Mi preocupación va más allá: hay casinos callejeros en muchas partes del Valle de México que son de fabricación china. Mandan las partes y aquí las arman, generando ludopatía de manera alarmante entre la población”, añadió el exgobernador de Zacatecas.
No sólo en los “casinos callejeros” se realizan apuestas en máquinas tragamonedas sin ningún control de la autoridad. En internet se encuentran decenas de sitios para importar, comprar máquinas de segunda mano o apostar en línea. La página www.tragamonedasmexico.com promueve en su sitio la apuesta en línea de la siguiente manera:
“Aquí te ofrecemos una gran variedad de nuevos juegos, los cuales son de CasinoEuro, como por ejemplo, tenemos maquinitas de Aliens y Robots, de espectaculares dragones, piratas, de King Kong y detectives entre otros. Haz clic en una de las maquinitas para jugar de manera gratuita directamente.”
El mismo sitio anunció el pasado 26 de junio el Platinum Play Casino donde promueve “una gran cantidad de tragamonedas”. Y promete: “Si nunca has jugado en Platinum Play ahora puedes aprovechar para jugar 1,500 apuestas gratis sin pagar nada. Nada más tendrás que registrarte y puedes quedarte con las ganancias”. Se enlistaban ocho tragamonedas: Eagle Wings, Gold Factory, Party Island, Power Spin Sonic, Real Play Poker Jacks, Retro Reels Extreme Heat, Riviera Riches y Sterling Silver.
Otros sitios de internet ofrecen slots ensamblados en México o de fabricación china sin las normas de seguridad mínimas, certificación del Servicio de Administración Tributaria ni normas específicas de operación.
“Boom” de “slots” con Calderón
El auge de estas máquinas surgió desde que el gobierno de Felipe Calderón autorizó a la mayoría de los permisionarios de centros de apuestas que instalaran slots sin realizar ninguna modificación al reglamento de la Ley de Juegos y Sorteos ni establecer mecanismos de verificación o normas específicas para esta actividad.
Las autorizaciones y ampliaciones a los permisos ya existentes se basaron en la ambigua redacción del título IV del artículo 98 del reglamento de la Ley de Juegos y Sorteos:
“Los números premiados podrán obtenerse mediante alguna de las siguientes mecánicas de sorteos:
“I. Por tómbola.
“II. Por formación de números.
“III. De acuerdo a la terminación de los números premiados en un sorteo de la Lotería Nacional para la Asistencia Pública, o
“IV. Mediante sistemas informáticos que, con su adecuada aplicación, determinen al azar los números premiados.”
El mismo artículo aclara que este último sistema sólo podrá ser utilizado cuando el permisionario “dé a conocer a la Secretaría, junto con la solicitud del permiso correspondiente, el programa informático mediante el cual se determinarán al azar los números ganadores”. En Estados Unidos a este tipo de juego se le conoce como máquinas “clase 3” o slots, mientras que en México sólo están reguladas las máquinas “clase 2”, las del bingo tradicional.
Un estudio de la Asociación Americana de Jugadores, realizado en 2010, afirma que sólo en Estados Unidos hay más de 830 mil máquinas tragamonedas clase 3 que han desplazado al bingo y pasaron de ocupar 40% a 70% del espacio de los casinos que operan actualmente.
Entre 88% y 98% de los jugadores estadunidenses consideran a los slots sus favoritos, ya que “capturan la imaginación” o los remiten a los videojuegos de su infancia. Se calcula que este sector genera ingresos cercanos a 2 mil 100 millones de dólares al año.
A diferencia de México, donde existen menos de 200 verificadores de la Secretaría de Gobernación y muy pocos agentes del SAT vigilando la operación de los slots, en Estados Unidos trabajan 2 mil 250 reguladores de esa industria.
La reciente expansión de las máquinas tragamonedas en América Latina se considera una plaga. Se calcula que en Chile existen más de 150 mil slots en tiendas de abarrotes, carnicerías y todo tipo de comercios minoristas. En Brasil el auge de la importación de máquinas de segunda mano ha generado una creciente protesta social, y en Panamá los operadores de juegos de azar legalmente instalados han presionado a las autoridades por la proliferación de máquinas ilegales.
En México la empresa argentina Yogonet realizó los pasados 4 y 5 de mayo un ciclo de conferencias en el que participaron los principales fabricantes de tragamonedas, como Zitro, WMS, Franco, Novomatic y Gold Club, junto con la trasnacional española Codere, que controla 85% de la Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), más de 60% del Grupo Caliente y la Asociación de Permisionarios de Juegos y Sorteos de México, AC.
En la mesa Análisis del mercado de slots en México, moderada por Luis Casamayor, directivo de Codere México, los ponentes afirmaron que en nuestro país aún no se ha saturado esa industria, por lo que ven “posibilidades de crecimiento de entre 40% y 50% anual”, y que actualmente operan de 90 mil a 100 mil máquinas en las “poco más de 300 salas” autorizadas.
Sebastián Salat, del grupo WMS –una de las cinco trasnacionales que controlan el mercado de tragamonedas–, afirmó que el número de slots y salas de juego en el país “responde a la densidad de población y al potencial mexicano”.
Pablo Callieri, de Grown Gaming México, afirmó en la misma conferencia que el país “es un mercado emergente en el juego, en el que hay que fijarse hacia dónde se dirige, alineando inteligentemente los recursos y reglamentaciones”. Y Johnny Ortiz, de Zitro, subrayó que la regulación de las tragamonedas es importante para que el mercado crezca dentro de la legalidad, a un ritmo de “entre 40% y 50% cada año”.
Limbo legal
Fabricantes internacionales y operadores trasnacionales, como el español Codere, han insistido ante la Secretaría de Gobernación para que reglamente la operación de las tragamonedas clase 3 a fin de evitar la proliferación de los slots ilegales y la importación “pirata” desde varios países asiáticos.
Especialistas consultados por Proceso advierten, a condición de mantener el anonimato, que el principal problema es la falta de un control real de las importaciones por parte del SAT. Muchas máquinas tragamonedas pueden ingresar al país como dispositivos electrónicos o videojuegos; no existe fracción arancelaria específica.
Tampoco existen normas de seguridad claras para proteger al usuario de posibles manipulaciones. Un operador puede programar las máquinas para dar sólo 40% o 60% por ciento de premios. Además, hacen falta normas específicas para controlar cada máquina: que su generador de números sea aleatorio, que la tabla de pagos sea pública y se cumpla, que lo sucedido en la máquina se refleje en el sistema de cómputo central de cada casino y que la autoridad establezca un sistema de verificación para evitar la manipulación del software de las tragamonedas.
Estas normas se aplican y se verifican en todo el mundo menos en México. Las tragamonedas funcionan en “un limbo legal” que permite, por ejemplo, que muchos operadores hayan obtenido amparos de los jueces, aduciendo que sus máquinas son “de habilidad y destreza” y no de “sorteo de números”. Los centros de apuesta que operan bajo un amparo de la autoridad tampoco declaran el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios ante Hacienda.
Control trasnacional
La proliferación de los slots ha ido de la mano de la creciente trasnacionalización de la industria del juego en México. En menos de dos años, Codere, operador de 55 mil terminales de juego en Europa y América Latina, incrementó su control accionario en Grupo Caliente y en CIE, las más grandes compañías del ramo en México y poseedoras del mayor número de tragamonedas.
El 19 de julio de 2010, Codere informó que llegó a un acuerdo para reestructurar 112 millones de dólares de la deuda de Grupo Caliente, propiedad de Jorge Hank Rhon, mediante la adquisición de 67% de 46 permisos de juego de Caliente. A cambio la empresa de Hank adquirió 33% de Promojuegos y Mio Games, sociedades con 12 permisos y propiedad de Codere.
El 16 de agosto de este año, Codere firmó un acuerdo por 151 millones de euros con Grupo CIE para controlar 85.4% del capital de la empresa de Alejandro Soberón. Con este arreglo Codere asumió la deuda de 68 millones de euros de CIE Las Américas, considerada el negocio más importante de la compañía.
Hasta el 31 de mayo de 2011, CIE tenía en operación 53 salas de juego en el país y en el segundo semestre de 2005 inició el Yak Electrónico y otros formatos propios de los slots.
De los cinco fabricantes internacionales más importantes de máquinas de apuestas, tres operan directamente en México: WMS, consorcio estadunidense creado en 1943 y líder en juegos electrónicos, con oficinas en Interlomas; el grupo IGT (Internacional Gambling Technology), también de Estados Unidos; y la australiana Aristocrat, que inauguró en mayo de 2010 sus oficinas en la Ciudad de México.
“México representa un tremendo potencial para Aristocrat, en la medida en que el juego de clase 3 se expande en todo el país”, afirmó Seamus McGill, presidente de la empresa con presencia en Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia y Macao.
Los otros dos consorcios importantes son Bally Technologies Inc., especializada en el diseño, fabricación, operación y distribución de sistemas de juego de azar y apuestas. El origen de esta empresa es Midway Games, creadora de videojuegos famosos, como Pac-Man, Tron, Mortal Kombat y NBA Jam, entre otros.
La quinta compañía más importante es la japonesa Aruze Gaming, que en 1983 estableció su división en Estados Unidos y ha creado videojuegos y slots de claras reminiscencias mexicanas, como Aztec Beauty.
Los slots conocidos como pachinko –un juego que combina videos con pinball– causan furor en Japón, especialmente entre personas de la tercera edad, ya que se pueden acumular puntos intercambiables por dinero u otros premios.
El pachinko ya llegó a México y la correspondiente tragamonedas puede adquirirse en la página www.mundoanuncio.com.mx.El promotor de estas máquinas “legalmente importadas” se anunció así el 4 de abril pasado:
“La máquina está legalmente en el país. No arriesgues tu inversión!!! Satisfacción garantizada al 100 por ciento. Te la puedo mandar a cualquier parte de la República. La máquina tiene tres meses de garantía total contra cualquier desperfecto. Hay que señalar que estas máquinas son retiradas de casinos reales y están diseñadas para funcionar 24 horas al día 7 días a la semana, por lo cual son muy resistentes y no ofrecen problema alguno. Comunícate si tienes alguna duda de ello.”
*Tomado de la revista Proceso.
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