Tradeco S.A., reina de las licitaciones*
Arturo Rodríguez García
Este sexenio una compañía se ha beneficiado de la mayoría de los contratos federales para la construcción de infraestructura. Tradeco Infraestructura S.A., es propiedad de un exfuncionario de Pemex que desde ahí ya había enriquecido a su empresa en tiempos en los que Felipe Calderón era secretario de Energía y presidía el Consejo de Administración de la paraestatal. Además hay un reducido grupo de funcionarios panistas, una especie de “círculo azul” que rodea al secretario de la Función Pública, que adjudica las obras y luego las audita y que ha permitido que esa constructora continúe ganando la mayoría de las licitaciones multimillonarias del gobierno calderonista.
Colocados en puestos que tienen que ver con la adjudicación de obra pública y con las respectivas auditorías, algunos servidores públicos –responsables de lo que Felipe Calderón llama “el sexenio de la infraestructura”– han permitido que una sola empresa acumule numerosos contratos millonarios para realizar los trabajos emblemáticos de la actual administración.
Estos servidores públicos –todos panistas y que se han mantenido en sus cargos pese a los cambios de titular en Comunicaciones y Transportes– han solapado pagos excesivos a los contratistas y otras irregularidades, y han escapado a los mecanismos de auditoría porque entre los empresarios metidos a servidores públicos hay algunos incrustados en el círculo cercano al secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas.
Vega Casillas fue diputado local y federal por Michoacán, pero la administración foxista lo relegó a puestos menores: en la Administración Portuaria Integral de Lázaro Cárdenas (Apilac), Michoacán, se desempeñó como gerente de comercialización, y luego fue gerente administrativo.
Su superior inmediato, el entonces director general de la Apilac, era Juan Paratore García. En 2007, Vega Casillas pasó de subordinado a jefe cuando Felipe Calderón lo puso al frente de la Secretaría de la Función Pública (SFP) en sustitución de Germán Martínez Cázares.
Ahí Vega Casillas nombró director general adjunto de Auditoría de Obra Pública a su exjefe, Paratore García. El puesto, inexistente hasta entonces, fue confeccionado a modo: se encarga de auditar toda inversión en el rubro, incluidas las obras que Vega y Paratore asignaron en la Apilac.
Entre esos trabajos destaca el puente basculante Albatros, proyectado en el sexenio foxista pero que se convirtió en una de las obras significativas del gobierno actual. Inaugurado el 6 de junio de 2010, fue calificado por Calderón como el más importante de su tipo en Latinoamérica.
El Albatros es un puente basculante –es decir, levadizo– y permite tanto el tránsito terrestre como el marítimo y fluvial. Une el puerto de Lázaro Cárdenas con la autopista Siglo XXI y comunica las islas de Enmedio y Cayacal, separadas por un brazo del río Balsas.
Según la licitación pública nacional 09178002-012-05, el importe del contrato se fijó en 493 millones de pesos. La convocatoria fue emitida el 20 de septiembre de 2005 y fue asignada a Tradeco Infraestructura, S.A. de C.V., compañía fundada por Federico Martínez Salas y ahora dirigida por su hijo, Federico Alberto Martínez Urmeneta, según consta en las actas constitutivas de sus empresas (la matriz y sus filiales) registradas en el Distrito Federal.
Cuando se asignó a Tradeco la construcción del puente Albatros, Martínez Salas era director corporativo de Planeación y Desarrollo de Proyectos de Pemex; era responsable de todas las obras de la paraestatal.
Conforme al contrato 1-125-2005-G.I., la obra debió erigirse entre el 30 de noviembre de 2005 y el 16 de diciembre de 2006. La Apilac, aún bajo la dirección de Paratore y la administración de Vega Casillas, pagó 80% del monto total del contrato a principios de 2006.
Sin embargo, la obra no estuvo lista en el tiempo establecido. No obstante los recursos adelantados a Tradeco, la construcción se vio afectada por paros de los trabajadores que protestaban por la falta de pago.
El Albatros fue inaugurado por Calderón el 6 de junio de 2010, tres años y siete meses después de lo estipulado. La obra costó, según el mandatario, 700 millones de pesos; es decir que tuvo un sobreprecio de al menos 200 millones de pesos.
De acuerdo con los basamentos legales del caso, el retraso debió acarrear sanciones y auditorías. Pero en el Portal de Obligaciones de Transparencia de la SFP se establece, mediante la resolución 22009, que la información relativa a la licitación 09178002-012-05 fue declarada reservada o confidencial. Al intentar ver la minuta del Comité de Acceso a la Información que determinó la reserva, aparece la leyenda “la información solicitada no existe”.
En su revisión del ejercicio fiscal 2006 la Auditoría Superior de la Federación (ASF) no tuvo observaciones sobre esa licitación; el retraso se justificó con el argumento de que los montos excedentes se solventarían con recursos de la Apilac; pero ésta, según el organismo fiscalizador, dejó de tener ingresos por el paro en la siderúrgica Lázaro Cárdenas.
En contraste, la ASF documentó que la obra asignada a Tradeco no fue supervisada, revisada ni sujeta a control de calidad. No obstante, al emitir su recomendación pidió que se supervisara a otra empresa con otro contrato para obras en el puente, y omitió cualquier alusión a Tradeco.
El círculo azul
Para incorporarse al servicio público Martínez Salas dejó al frente de su empresa, Tradeco, a su hijo Federico Martínez Urmeneta.
Martínez Salas tuvo diversos cargos en Pemex entre 2001 y 2003: director ejecutivo del Proyecto Cantarell, subdirector de Proyectos de Producción Primaria de la Dirección Corporativa de Ingeniería y Desarrollo de Proyectos, así como subdirector de Ingeniería y Desarrollo de Obras Estratégicas en Pemex-Exploración y Producción; este último cargo lo tuvo cuando Calderón era secretario de Energía y presidente del Consejo de Administración de la paraestatal.
Antes de dirigir la Apilac, Juan Paratore había sido director de Obras Públicas del municipio de Veracruz en la administración del panista Julem Rementería del Puerto.
Ahora Rementería es coordinador general de Planeación y Centros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT): está a cargo de las delegaciones de la dependencia en los estados. Y colocó a Jesús Suverza –su contralor en la alcaldía veracruzana– como director de Planeación de Centros SCT.
Según el portal de la secretaría, la coordinación a cargo de Rementería es responsable de la “construcción, modernización y conservación de infraestructura carretera, aeroportuaria, portuaria y de comunicaciones” y de la “supervisión de los diversos servicios de Comunicaciones y Transportes”.
Y en la SCT fue Federico Martínez Salas quien diseñó el Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012, en el que Calderón basa su “sexenio de la infraestructura”.
En síntesis: Martínez Salas (quien ahora encabeza la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción) hizo el programa, Rementería y Suverza lo planean y ejecutan, y Vega Casillas y Paratore lo auditan.
Favoritismo a la vista
Felipe Calderón ha puesto especial interés presupuestal y discursivo en la creación de infraestructura. Al inaugurar el puente Albatros, dijo: “Tan sólo en el potencial portuario del país, este año nada más, van 7 mil millones de pesos más. Obras en Tampico, en Altamira, en Tuxpan, en Veracruz, en Progreso, en Mazatlán, en Manzanillo y, desde luego aquí, en Lázaro Cárdenas”.
Todas las obras mencionadas por Calderón han contado con la participación de Tradeco. Una búsqueda en Compranet revela que entre 2008 y 2010 esa empresa obtuvo cuatro contratos que suman mil 927 millones 422 mil 12 pesos, como resultado de las siguientes licitaciones:
La 09120015-041-08, por 347 millones 460 mil 913 pesos, para obra en la autopista México-Querétaro; la 18572039-002-09, por 705 millones 7 mil 74 pesos, para obras en Tuxpan, Veracruz; la 18575106-005-10, por 834 millones 982 mil 536 pesos, en Cárdenas, Tabasco, para obras especializadas en Pemex; la 18575051-007-09, con importe de 39 millones 971 mil 489 pesos, también para Pemex pero en Poza Rica, Veracruz. En todas estas cifras no se contabilizan los montos por impuestos.
Los registros de Compranet se quedan cortos.
Martínez Salas ocupó diversos cargos relativos al diseño y programación de los planes de obra de Pemex. En ese tiempo Tradeco logró contratos por más de 3 mil millones de pesos.
En el sexenio actual prácticamente no hay obra importante en la que su empresa no participe a través de sus subsidiarias Tradeco Infraestructura, Tradeco Industrial, Orca, Itecsa y Marcadores de Pavimento.
Por ejemplo, Tradeco construyó el Centro de Inteligencia de la Policía Federal, un búnker tecnológico inaugurado por Calderón en 2009 que costó 500 millones de pesos –según publicó el diario Reforma el 24 de noviembre de ese año– y se considera la mayor obra de infraestructura en materia de seguridad durante su gestión.
Otra obra emblemática del gobierno es el puente El Baluarte, en la carretera Durango-Mazatlán, por el que Tradeco consiguió un contrato por mil 280 millones de pesos; para ese trabajo la empresa ya tenía uno previo por 40 millones de pesos para un túnel y más de 2 mil millones de pesos por “estudios y proyectos” de la autopista. Sólo esto le ha significado a Tradeco ganancias por unos 3 mil 300 millones de pesos.
Entre otros contratos esa empresa consiguió uno por 189 millones de pesos en la Administración Portuaria Integral (API) de Puerto Vallarta; otro por 64 millones de pesos para señalizar una carretera en Nayarit; uno más, de 21 millones 500 mil pesos, con la Comisión Federal de Electricidad; otro de 33 millones de pesos para rehabilitar la librería Nueva Época de la SEP.
Apenas el pasado 5 de octubre ganó la licitación 55201001-001-10 para construir un acueducto en Sonora, con un costo de 2 mil 568 millones 366 mil 831 pesos.
Además está el libramiento ferroviario Cuyutlán, que se construye en Manzanillo, Colima; por la obra, visitada por Felipe Calderón el pasado martes 18, Tradeco cobrará mil 500 millones de pesos.
En ese rastreo, que no refleja la totalidad de las obras asignadas –Alberto Barranco publicó en su columna de El Universal el 9 de diciembre de 2009 que Tradeco había conseguido 15 proyectos sólo ese año–, el monto obtenido por la compañía de Martínez Salas en contratos durante la administración de Felipe Calderón supera los 10 mil millones de pesos.
Si el caso del puente Albatros implica directamente a Juan Paratore y Vega Casillas en la planeación y contratación, en 2005, de Tradeco, así como en la posterior auditoría a la obra desde la SFP, hay constancia de al menos 10 denuncias contra esa empresa en órganos internos de control de diferentes dependencias, pero todas han sido desechadas, archivadas y puestas bajo reserva por diferentes motivos.
Según el Oficio CI-SFP-1794/2007, que recoge el expediente CI/668/07 del Comité de Información de la Función Pública, en 2004 Tradeco acumuló tres expedientes con la indicación “Concluido. Archivado por falta de elementos”.
De 2000 a 2007 se le abrieron otros siete expedientes que luego fueron desechados sin que hubiera sanción.
Competencia acosada
Pero las auditorías han sido inusualmente activas respecto a licitaciones ganadas por otros contratistas, como Construcciones y Montajes del Sur, de Rafael Acosta Croda.
Con asiento en Coahuila, Construcciones y Montajes del Sur tiene varios contratos en la zona del Golfo de México. Entre otros, realizó trabajos de modernización, construcción de terracerías, obras de drenaje, pavimentación, señalamiento y obras complementarias en la carretera Manuel Aldama-Soto La Marina-Rayones, y construyó una estación de bombeo de aguas fluviales en Boca del Río, Veracruz.
En la API de Altamira la misma empresa perdió la licitación para la construcción de dos cuerpos del libramiento Altamira, por lo que Acosta Croda se inconformó. Entonces Paratore ordenó una auditoría a la licitación, de acuerdo con el oficio DGAAG-A/316/2008 firmado por Alfredo Rojas Montero, uno de sus subordinados. No encontró nada anormal. Siguió con auditorías a cinco contratos de 2007 y finalmente realizó una auditoría más a toda la obra de 2007 y 2008.
El libramiento Altamira fue inaugurado por Felipe Calderón el pasado 14 de diciembre, cuando habló de la inversión realizada en infraestructura: “He dicho insistentemente, amigas y amigos, que éste iba a ser el sexenio de la infraestructura. Y dos años antes de que termine este gobierno, todavía cuando falta un tercio de este mandato, ya cumplimos esa palabra. Éste ya es, en el cuarto año, el sexenio de la infraestructura en el país”.
Este sexenio una compañía se ha beneficiado de la mayoría de los contratos federales para la construcción de infraestructura. Tradeco Infraestructura S.A., es propiedad de un exfuncionario de Pemex que desde ahí ya había enriquecido a su empresa en tiempos en los que Felipe Calderón era secretario de Energía y presidía el Consejo de Administración de la paraestatal. Además hay un reducido grupo de funcionarios panistas, una especie de “círculo azul” que rodea al secretario de la Función Pública, que adjudica las obras y luego las audita y que ha permitido que esa constructora continúe ganando la mayoría de las licitaciones multimillonarias del gobierno calderonista.
Colocados en puestos que tienen que ver con la adjudicación de obra pública y con las respectivas auditorías, algunos servidores públicos –responsables de lo que Felipe Calderón llama “el sexenio de la infraestructura”– han permitido que una sola empresa acumule numerosos contratos millonarios para realizar los trabajos emblemáticos de la actual administración.
Estos servidores públicos –todos panistas y que se han mantenido en sus cargos pese a los cambios de titular en Comunicaciones y Transportes– han solapado pagos excesivos a los contratistas y otras irregularidades, y han escapado a los mecanismos de auditoría porque entre los empresarios metidos a servidores públicos hay algunos incrustados en el círculo cercano al secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas.
Vega Casillas fue diputado local y federal por Michoacán, pero la administración foxista lo relegó a puestos menores: en la Administración Portuaria Integral de Lázaro Cárdenas (Apilac), Michoacán, se desempeñó como gerente de comercialización, y luego fue gerente administrativo.
Su superior inmediato, el entonces director general de la Apilac, era Juan Paratore García. En 2007, Vega Casillas pasó de subordinado a jefe cuando Felipe Calderón lo puso al frente de la Secretaría de la Función Pública (SFP) en sustitución de Germán Martínez Cázares.
Ahí Vega Casillas nombró director general adjunto de Auditoría de Obra Pública a su exjefe, Paratore García. El puesto, inexistente hasta entonces, fue confeccionado a modo: se encarga de auditar toda inversión en el rubro, incluidas las obras que Vega y Paratore asignaron en la Apilac.
Entre esos trabajos destaca el puente basculante Albatros, proyectado en el sexenio foxista pero que se convirtió en una de las obras significativas del gobierno actual. Inaugurado el 6 de junio de 2010, fue calificado por Calderón como el más importante de su tipo en Latinoamérica.
El Albatros es un puente basculante –es decir, levadizo– y permite tanto el tránsito terrestre como el marítimo y fluvial. Une el puerto de Lázaro Cárdenas con la autopista Siglo XXI y comunica las islas de Enmedio y Cayacal, separadas por un brazo del río Balsas.
Según la licitación pública nacional 09178002-012-05, el importe del contrato se fijó en 493 millones de pesos. La convocatoria fue emitida el 20 de septiembre de 2005 y fue asignada a Tradeco Infraestructura, S.A. de C.V., compañía fundada por Federico Martínez Salas y ahora dirigida por su hijo, Federico Alberto Martínez Urmeneta, según consta en las actas constitutivas de sus empresas (la matriz y sus filiales) registradas en el Distrito Federal.
Cuando se asignó a Tradeco la construcción del puente Albatros, Martínez Salas era director corporativo de Planeación y Desarrollo de Proyectos de Pemex; era responsable de todas las obras de la paraestatal.
Conforme al contrato 1-125-2005-G.I., la obra debió erigirse entre el 30 de noviembre de 2005 y el 16 de diciembre de 2006. La Apilac, aún bajo la dirección de Paratore y la administración de Vega Casillas, pagó 80% del monto total del contrato a principios de 2006.
Sin embargo, la obra no estuvo lista en el tiempo establecido. No obstante los recursos adelantados a Tradeco, la construcción se vio afectada por paros de los trabajadores que protestaban por la falta de pago.
El Albatros fue inaugurado por Calderón el 6 de junio de 2010, tres años y siete meses después de lo estipulado. La obra costó, según el mandatario, 700 millones de pesos; es decir que tuvo un sobreprecio de al menos 200 millones de pesos.
De acuerdo con los basamentos legales del caso, el retraso debió acarrear sanciones y auditorías. Pero en el Portal de Obligaciones de Transparencia de la SFP se establece, mediante la resolución 22009, que la información relativa a la licitación 09178002-012-05 fue declarada reservada o confidencial. Al intentar ver la minuta del Comité de Acceso a la Información que determinó la reserva, aparece la leyenda “la información solicitada no existe”.
En su revisión del ejercicio fiscal 2006 la Auditoría Superior de la Federación (ASF) no tuvo observaciones sobre esa licitación; el retraso se justificó con el argumento de que los montos excedentes se solventarían con recursos de la Apilac; pero ésta, según el organismo fiscalizador, dejó de tener ingresos por el paro en la siderúrgica Lázaro Cárdenas.
En contraste, la ASF documentó que la obra asignada a Tradeco no fue supervisada, revisada ni sujeta a control de calidad. No obstante, al emitir su recomendación pidió que se supervisara a otra empresa con otro contrato para obras en el puente, y omitió cualquier alusión a Tradeco.
El círculo azul
Para incorporarse al servicio público Martínez Salas dejó al frente de su empresa, Tradeco, a su hijo Federico Martínez Urmeneta.
Martínez Salas tuvo diversos cargos en Pemex entre 2001 y 2003: director ejecutivo del Proyecto Cantarell, subdirector de Proyectos de Producción Primaria de la Dirección Corporativa de Ingeniería y Desarrollo de Proyectos, así como subdirector de Ingeniería y Desarrollo de Obras Estratégicas en Pemex-Exploración y Producción; este último cargo lo tuvo cuando Calderón era secretario de Energía y presidente del Consejo de Administración de la paraestatal.
Antes de dirigir la Apilac, Juan Paratore había sido director de Obras Públicas del municipio de Veracruz en la administración del panista Julem Rementería del Puerto.
Ahora Rementería es coordinador general de Planeación y Centros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT): está a cargo de las delegaciones de la dependencia en los estados. Y colocó a Jesús Suverza –su contralor en la alcaldía veracruzana– como director de Planeación de Centros SCT.
Según el portal de la secretaría, la coordinación a cargo de Rementería es responsable de la “construcción, modernización y conservación de infraestructura carretera, aeroportuaria, portuaria y de comunicaciones” y de la “supervisión de los diversos servicios de Comunicaciones y Transportes”.
Y en la SCT fue Federico Martínez Salas quien diseñó el Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012, en el que Calderón basa su “sexenio de la infraestructura”.
En síntesis: Martínez Salas (quien ahora encabeza la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción) hizo el programa, Rementería y Suverza lo planean y ejecutan, y Vega Casillas y Paratore lo auditan.
Favoritismo a la vista
Felipe Calderón ha puesto especial interés presupuestal y discursivo en la creación de infraestructura. Al inaugurar el puente Albatros, dijo: “Tan sólo en el potencial portuario del país, este año nada más, van 7 mil millones de pesos más. Obras en Tampico, en Altamira, en Tuxpan, en Veracruz, en Progreso, en Mazatlán, en Manzanillo y, desde luego aquí, en Lázaro Cárdenas”.
Todas las obras mencionadas por Calderón han contado con la participación de Tradeco. Una búsqueda en Compranet revela que entre 2008 y 2010 esa empresa obtuvo cuatro contratos que suman mil 927 millones 422 mil 12 pesos, como resultado de las siguientes licitaciones:
La 09120015-041-08, por 347 millones 460 mil 913 pesos, para obra en la autopista México-Querétaro; la 18572039-002-09, por 705 millones 7 mil 74 pesos, para obras en Tuxpan, Veracruz; la 18575106-005-10, por 834 millones 982 mil 536 pesos, en Cárdenas, Tabasco, para obras especializadas en Pemex; la 18575051-007-09, con importe de 39 millones 971 mil 489 pesos, también para Pemex pero en Poza Rica, Veracruz. En todas estas cifras no se contabilizan los montos por impuestos.
Los registros de Compranet se quedan cortos.
Martínez Salas ocupó diversos cargos relativos al diseño y programación de los planes de obra de Pemex. En ese tiempo Tradeco logró contratos por más de 3 mil millones de pesos.
En el sexenio actual prácticamente no hay obra importante en la que su empresa no participe a través de sus subsidiarias Tradeco Infraestructura, Tradeco Industrial, Orca, Itecsa y Marcadores de Pavimento.
Por ejemplo, Tradeco construyó el Centro de Inteligencia de la Policía Federal, un búnker tecnológico inaugurado por Calderón en 2009 que costó 500 millones de pesos –según publicó el diario Reforma el 24 de noviembre de ese año– y se considera la mayor obra de infraestructura en materia de seguridad durante su gestión.
Otra obra emblemática del gobierno es el puente El Baluarte, en la carretera Durango-Mazatlán, por el que Tradeco consiguió un contrato por mil 280 millones de pesos; para ese trabajo la empresa ya tenía uno previo por 40 millones de pesos para un túnel y más de 2 mil millones de pesos por “estudios y proyectos” de la autopista. Sólo esto le ha significado a Tradeco ganancias por unos 3 mil 300 millones de pesos.
Entre otros contratos esa empresa consiguió uno por 189 millones de pesos en la Administración Portuaria Integral (API) de Puerto Vallarta; otro por 64 millones de pesos para señalizar una carretera en Nayarit; uno más, de 21 millones 500 mil pesos, con la Comisión Federal de Electricidad; otro de 33 millones de pesos para rehabilitar la librería Nueva Época de la SEP.
Apenas el pasado 5 de octubre ganó la licitación 55201001-001-10 para construir un acueducto en Sonora, con un costo de 2 mil 568 millones 366 mil 831 pesos.
Además está el libramiento ferroviario Cuyutlán, que se construye en Manzanillo, Colima; por la obra, visitada por Felipe Calderón el pasado martes 18, Tradeco cobrará mil 500 millones de pesos.
En ese rastreo, que no refleja la totalidad de las obras asignadas –Alberto Barranco publicó en su columna de El Universal el 9 de diciembre de 2009 que Tradeco había conseguido 15 proyectos sólo ese año–, el monto obtenido por la compañía de Martínez Salas en contratos durante la administración de Felipe Calderón supera los 10 mil millones de pesos.
Si el caso del puente Albatros implica directamente a Juan Paratore y Vega Casillas en la planeación y contratación, en 2005, de Tradeco, así como en la posterior auditoría a la obra desde la SFP, hay constancia de al menos 10 denuncias contra esa empresa en órganos internos de control de diferentes dependencias, pero todas han sido desechadas, archivadas y puestas bajo reserva por diferentes motivos.
Según el Oficio CI-SFP-1794/2007, que recoge el expediente CI/668/07 del Comité de Información de la Función Pública, en 2004 Tradeco acumuló tres expedientes con la indicación “Concluido. Archivado por falta de elementos”.
De 2000 a 2007 se le abrieron otros siete expedientes que luego fueron desechados sin que hubiera sanción.
Competencia acosada
Pero las auditorías han sido inusualmente activas respecto a licitaciones ganadas por otros contratistas, como Construcciones y Montajes del Sur, de Rafael Acosta Croda.
Con asiento en Coahuila, Construcciones y Montajes del Sur tiene varios contratos en la zona del Golfo de México. Entre otros, realizó trabajos de modernización, construcción de terracerías, obras de drenaje, pavimentación, señalamiento y obras complementarias en la carretera Manuel Aldama-Soto La Marina-Rayones, y construyó una estación de bombeo de aguas fluviales en Boca del Río, Veracruz.
En la API de Altamira la misma empresa perdió la licitación para la construcción de dos cuerpos del libramiento Altamira, por lo que Acosta Croda se inconformó. Entonces Paratore ordenó una auditoría a la licitación, de acuerdo con el oficio DGAAG-A/316/2008 firmado por Alfredo Rojas Montero, uno de sus subordinados. No encontró nada anormal. Siguió con auditorías a cinco contratos de 2007 y finalmente realizó una auditoría más a toda la obra de 2007 y 2008.
El libramiento Altamira fue inaugurado por Felipe Calderón el pasado 14 de diciembre, cuando habló de la inversión realizada en infraestructura: “He dicho insistentemente, amigas y amigos, que éste iba a ser el sexenio de la infraestructura. Y dos años antes de que termine este gobierno, todavía cuando falta un tercio de este mandato, ya cumplimos esa palabra. Éste ya es, en el cuarto año, el sexenio de la infraestructura en el país”.
*Tomado de la revista Proceso.
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