Albazo legislativo en Venezuela*
Tomados de La Jornada, Hernández, Helguera, El Fisgón y Rocha.
Octavio Rodríguez Araujo
Me temo que Hugo Chávez se quiere pasar de listo y aprovechar que por ahora tiene mayoría calificada en el Congreso de Venezuela (la Asamblea Nacional, unicamaral a partir de 1999).
Hasta donde entiendo, el miércoles 5 de enero dicho Congreso tendrá más de dos quintas partes de legisladores de oposición, y con éstos Chávez tendría que negociar las leyes que ahora, so pretexto de los daños causados por las lluvias de las últimas semanas, quiere imponer por aplanadora mediante una versión más de la llamada Ley Habilitante. Esta ley, que requiere la aprobación de tres quintas partes de la Asamblea (artículo 203 de la Constitución), le daría a Chávez plenos poderes para dictar leyes que convengan a su voluntad como jefe del Ejecutivo de esa nación sudamericana. Si esta legislatura (con 114 diputados del chavista Partido Socialista Unido de Venezuela) le otorga un año más de poderes plenos, es decir para aprobar leyes por decreto, no importará mucho que la próxima tenga más de dos quintas partes de oponentes, pues serán ignorados por un año al menos, y en un año pueden pasar muchas cosas.
Según el vicepresidente de ese país, Elías Jaua, “la solicitud que ha hecho el jefe de Estado es para legislar en los ámbitos de atención a las necesidades vitales derivadas de la emergencia, en infraestructura y servicios públicos, en vivienda y hábitat, en ordenación territorial, en desarrollo integral y uso de la tierra urbana y rural, en lo financiero y tributario, en seguridad ciudadana y jurídica, en seguridad y defensa integral, en cooperación internacional y en el sistema socioeconómico de la nación” (El Universal, 14/12/10). Le faltó decir que Chávez quería también su paleta de limón.
Las tales lluvias dejaron, según consigna La Jornada en Internet del martes, 40 muertos y 130 mil damnificados. Si se siguieran los mismos criterios en México, Calderón estaría gobernando con poderes especiales desde hace tiempo. Si a pesar de no tener mayoría calificada en los cuerpos legislativos lo está haciendo en su guerra contra el crimen organizado, violando leyes a diestra y siniestra, ¿cómo estaríamos con este mismo presidente si el Congreso mexicano le otorgara derechos especiales para legislar por decreto? Como para salir corriendo.
Como veo las cosas y hasta donde entiendo de efectos de catástrofes naturales en la población, una cosa es atender las “necesidades vitales derivadas de la emergencia, en infraestructura y servicios públicos, en vivienda y hábitat”, y otra la ordenación territorial, el uso de la tierra urbana y rural, la política fiscal, la seguridad ciudadana, el sistema socioeconómico del país y la seguridad y defensa de la nación.
Lo que está haciendo Chávez, con la complicidad de sus seguidores en la Asamblea Nacional, que por ahora forman mayoría calificada, es un albazo legislativo y la neutralización de la próxima legislatura que, producto de un acto democrático de la ciudadanía, no será de la misma composición partidaria que la actual. El presidente venezolano está adelantando vísperas y quiere más poderes de los que tiene sin tener que recurrir a negociaciones con la oposición legal (ni siquiera la fáctica), que pueden resultar desgastantes o no prosperar.
No quiero dar la impresión de que soy antichavista, aunque el personaje no me simpatice en lo más mínimo. Lo que me interesa es destacar el uso faccioso que se le está dando a la democracia en ese país. Soy de los que usan la misma vara para medir lo que ocurre en mi país y en otros, y no como acostumbran algunos amigos cuya vara es elástica a conveniencia. Si muchos quisiéramos que el Congreso mexicano obligara a Calderón a ajustarse a la Constitución y a las leyes que de ella derivan (pues se supone que el Poder Legislativo debe ser un contrapeso del Ejecutivo), también quisiéramos que lo mismo ocurriera en otros países. Es por lo menos poco elegante que Chávez trate de aprovechar la mayoría que tiene en la Asamblea para después, a partir de enero, pasársela por donde se le ocurra para hacer lo que quiera. Pienso que un gobernante debe asumir la democracia que se ha dado un país con los riesgos que ella implica y no torcerle la mano para que funcione a modo y en función de su proyecto personal.
Chávez ha logrado muchas cosas para Venezuela con base en la democracia y el apoyo popular más o menos vigilado de los varios procesos electorales, incluso estar 11 años en el poder; pero cuando no le gustan los resultados quiere ponerse por encima de ella para seguir con su confuso proyecto político. En México diríamos que es un marrullero, como casi todos los gobernantes, pero lo que está pidiendo ahora es demasiado obvio como para hacerse de la vista gorda. Es claro que no requiere superpoderes para atender a los damnificados de las lluvias. Tiene, así como está, suficientes atribuciones y recursos para aliviar los efectos del enloquecido clima en su país.
Los plenos poderes que quiere Chávez, que sin duda se los van a otorgar los legisladores actuales, serán un mal precedente para otros gobernantes que también quisieran tenerlos según su vocación de poder. Imaginemos, sólo por un instante, que Calderón los tuviera…
Mejor no imaginar cosas tan feas, ya bastante mal están las cosas.
http://rodriguezaraujo.unam.mx/
Me temo que Hugo Chávez se quiere pasar de listo y aprovechar que por ahora tiene mayoría calificada en el Congreso de Venezuela (la Asamblea Nacional, unicamaral a partir de 1999).
Hasta donde entiendo, el miércoles 5 de enero dicho Congreso tendrá más de dos quintas partes de legisladores de oposición, y con éstos Chávez tendría que negociar las leyes que ahora, so pretexto de los daños causados por las lluvias de las últimas semanas, quiere imponer por aplanadora mediante una versión más de la llamada Ley Habilitante. Esta ley, que requiere la aprobación de tres quintas partes de la Asamblea (artículo 203 de la Constitución), le daría a Chávez plenos poderes para dictar leyes que convengan a su voluntad como jefe del Ejecutivo de esa nación sudamericana. Si esta legislatura (con 114 diputados del chavista Partido Socialista Unido de Venezuela) le otorga un año más de poderes plenos, es decir para aprobar leyes por decreto, no importará mucho que la próxima tenga más de dos quintas partes de oponentes, pues serán ignorados por un año al menos, y en un año pueden pasar muchas cosas.
Según el vicepresidente de ese país, Elías Jaua, “la solicitud que ha hecho el jefe de Estado es para legislar en los ámbitos de atención a las necesidades vitales derivadas de la emergencia, en infraestructura y servicios públicos, en vivienda y hábitat, en ordenación territorial, en desarrollo integral y uso de la tierra urbana y rural, en lo financiero y tributario, en seguridad ciudadana y jurídica, en seguridad y defensa integral, en cooperación internacional y en el sistema socioeconómico de la nación” (El Universal, 14/12/10). Le faltó decir que Chávez quería también su paleta de limón.
Las tales lluvias dejaron, según consigna La Jornada en Internet del martes, 40 muertos y 130 mil damnificados. Si se siguieran los mismos criterios en México, Calderón estaría gobernando con poderes especiales desde hace tiempo. Si a pesar de no tener mayoría calificada en los cuerpos legislativos lo está haciendo en su guerra contra el crimen organizado, violando leyes a diestra y siniestra, ¿cómo estaríamos con este mismo presidente si el Congreso mexicano le otorgara derechos especiales para legislar por decreto? Como para salir corriendo.
Como veo las cosas y hasta donde entiendo de efectos de catástrofes naturales en la población, una cosa es atender las “necesidades vitales derivadas de la emergencia, en infraestructura y servicios públicos, en vivienda y hábitat”, y otra la ordenación territorial, el uso de la tierra urbana y rural, la política fiscal, la seguridad ciudadana, el sistema socioeconómico del país y la seguridad y defensa de la nación.
Lo que está haciendo Chávez, con la complicidad de sus seguidores en la Asamblea Nacional, que por ahora forman mayoría calificada, es un albazo legislativo y la neutralización de la próxima legislatura que, producto de un acto democrático de la ciudadanía, no será de la misma composición partidaria que la actual. El presidente venezolano está adelantando vísperas y quiere más poderes de los que tiene sin tener que recurrir a negociaciones con la oposición legal (ni siquiera la fáctica), que pueden resultar desgastantes o no prosperar.
No quiero dar la impresión de que soy antichavista, aunque el personaje no me simpatice en lo más mínimo. Lo que me interesa es destacar el uso faccioso que se le está dando a la democracia en ese país. Soy de los que usan la misma vara para medir lo que ocurre en mi país y en otros, y no como acostumbran algunos amigos cuya vara es elástica a conveniencia. Si muchos quisiéramos que el Congreso mexicano obligara a Calderón a ajustarse a la Constitución y a las leyes que de ella derivan (pues se supone que el Poder Legislativo debe ser un contrapeso del Ejecutivo), también quisiéramos que lo mismo ocurriera en otros países. Es por lo menos poco elegante que Chávez trate de aprovechar la mayoría que tiene en la Asamblea para después, a partir de enero, pasársela por donde se le ocurra para hacer lo que quiera. Pienso que un gobernante debe asumir la democracia que se ha dado un país con los riesgos que ella implica y no torcerle la mano para que funcione a modo y en función de su proyecto personal.
Chávez ha logrado muchas cosas para Venezuela con base en la democracia y el apoyo popular más o menos vigilado de los varios procesos electorales, incluso estar 11 años en el poder; pero cuando no le gustan los resultados quiere ponerse por encima de ella para seguir con su confuso proyecto político. En México diríamos que es un marrullero, como casi todos los gobernantes, pero lo que está pidiendo ahora es demasiado obvio como para hacerse de la vista gorda. Es claro que no requiere superpoderes para atender a los damnificados de las lluvias. Tiene, así como está, suficientes atribuciones y recursos para aliviar los efectos del enloquecido clima en su país.
Los plenos poderes que quiere Chávez, que sin duda se los van a otorgar los legisladores actuales, serán un mal precedente para otros gobernantes que también quisieran tenerlos según su vocación de poder. Imaginemos, sólo por un instante, que Calderón los tuviera…
Mejor no imaginar cosas tan feas, ya bastante mal están las cosas.
http://rodriguezaraujo.unam.mx/
*Tomado de La Jornada.
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