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lunes, octubre 11, 2010

El IFE: celebración entre sospechas y desconfianza*








Tomados de La Jornada, Hernández, Helguera y Rocha y El Universal, Helioflores.


Álvaro Delgado

El Instituto Federal Electoral llega a su aniversario número 20 en medio de una atmósfera de recelo ciudadano debida sobre todo al cuestionado desempeño del organismo en los últimos años y sus recientes casos de malos manejos administrativos. En entrevista con Proceso, su titular, Leonardo Valdés, afirma que el IFE “nació para el escrutinio público”, si bien en la institución siguen prevaleciendo prácticas poco transparentes. En los actos conmemorativos de la creación del instituto se tiene prevista la participación de un invitado controversial: el expresidente Carlos Salinas de Gortari.

En medio de imputaciones de malos manejos administrativos, nepotismo y disminuida credibilidad ciudadana, el presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés, proclama que este organismo “nació para el escrutinio público”, pero en los hechos impone la opacidad desde lo más básico –por ejemplo, lo que el funcionario realmente cobra por el cargo– hasta las reuniones secretas con Felipe Calderón, el titular del Ejecutivo del que legalmente ya no es subordinado como cuando nació la institución.

Justo cuando el IFE cumple su vigésimo aniversario, cuyo invitado más prominente en los festejos es Carlos Salinas de Gortari –que por primera vez desde que dejó el poder, en 1994, participará en un foro público, el martes 12 en el Palacio de Minería–, Valdés accedió a entregar al reportero recibos de pago que acreditan sus percepciones –“todos los que quiera”–, y motu proprio ofreció datos de “todas” sus cuentas bancarias.

“Usted sospecha que soy corrupto”, interpretó Valdés a la petición de honrar la transparencia, pero, al final, echó cerrojo a la información ofrecida, medida que también ha impuesto a las varias reuniones secretas que ha tenido con Calderón desde que, en febrero de 2008, fue electo presidente del IFE, la primera de las cuales –acepta– fue el año pasado.

–¿Por qué razón se reunió con él?

–Porque teníamos temas que abordar respecto de la seguridad del proceso electoral de 2009.

–¿Lo informó al Consejo General?

–No, porque era una reunión privada.

–¿Se ha reunido en privado más de dos veces con Calderón?

–Podría decir que sí.

El más reciente encuentro subrepticio con Calderón fue previo a la reunión que, el lunes 27 de septiembre, tuvieron todos los consejeros con él, en Los Pinos, para invitarlo a inaugurar el “Foro de la democracia Latinoamericana”, la tarde de este lunes 11 en el Palacio de Minería, auspiciado también por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Valdés dice que en esa reunión planteó a Calderón repetir en 2012 la coordinación que hubo en el proceso electoral del año pasado en materia de seguridad, tal como lo dispone el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe).

“Debo decirle que fue sensible a este planteamiento y dijo que está en la mejor disposición de que, igual como lo hicimos en 2009, en 2012 el gobierno federal se comprometa a brindarle seguridad a los ciudadanos para participar en el evento electoral en el que van a elegir al nuevo presidente de la República.”

–Pero esa es su obligación.

–Es su obligación y el artículo 2 del Cofipe dice que las autoridades federales, locales y municipales están obligadas a apoyar al IFE en el desempeño de sus actividades.

Valdés minimiza las críticas a esa reunión en Los Pinos, la primera en dos décadas que se registra entre todos los consejeros con un jefe del Ejecutivo –cuyo único antecedente es el activismo confeso de Luis Carlos Ugalde con Vicente Fox y Calderón–, y rechaza que también con sus reuniones secretas se comprometa la independencia del IFE.

“El IFE es escrupuloso en las formas y en el fondo, y ninguna decisión que el Consejo General adopta está determinada por ningún vínculo, o plática o entrevista que puedan tener los miembros del Consejo General con los poderes Ejecutivo, Legislativo o Judicial, ni con los poderes fácticos, que a veces también intentan influir sobre sus decisiones.”

Pero además, aclara, el encuentro se produjo luego de que el Consejo General probó que Calderón violó la Constitución por difundir propaganda de gobierno en tiempos electorales, decisión que ratificó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

“La reunión se da después y a pesar de las decisiones del Consejo General, lo cual muestra fehaciente y evidentemente que ni siquiera el titular del Poder Ejecutivo puede influir en las decisiones del Consejo General.”

Y reta: “¡Dígame una sola votación en la que se pueda deducir que yo he sido favorable a alguna de las personas que he dicho que me he reunido con ellas! ¡Una!”

Salinas, el invitado



Leonardo Valdés desdeña, también, los señalamientos de que el IFE ha perdido credibilidad y, al hacer una autocrítica a su gestión en el marco del vigésimo aniversario de la institución, admite que no ha logrado una transformación administrativa ni acercar más la institución a la sociedad, particularmente a los jóvenes.

“Esto, desde la perspectiva autocrítica, nos pone en ruta de una agenda de lo que tenemos que hacer. Mayor penetración en el conjunto de la sociedad, pero sobre todo debemos enfocarnos a los jóvenes, porque ellos son los que están cada vez más lejos de la vida política.”

–Quizá obedece a que la sociedad percibe o ve que el IFE es rehén o está integrado por cuotas de los partidos.

–Es una percepción… Lo real es que el IFE es una institución de los ciudadanos.

Justamente, dice Valdés, el primer eje de la conmemoración del 20 aniversario del IFE, que inaugura Calderón la tarde de este lunes 11 en el Palacio de Minería y cuyo anfitrión será el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro, es la calidad de la democracia en México.

“Vamos a comparar el estado de nuestra democracia con el estado de la democracia en América Latina, sin temores, sin reservas, porque estamos seguros de que la democracia mexicana ha avanzado lo suficiente para ser comparable con la de los países latinoamericanos.”

El segundo eje en la celebración del 20 aniversario del IFE es la “recuperación del pasado” para examinar su evolución. “No hay que olvidar que cuando nació, el secretario de Gobernación era el que presidía el Consejo General y tenía la encomienda de organizar elecciones imparciales, y en ese tránsito, en esa encomienda se fue depurando la ley hasta que en 1996 obtuvo su autonomía plena”.

–¿Por eso fue invitado Salinas?

–El expresidente Carlos Salinas, invitado por la OEA y el PNUD, intervendrá en el foro de la democracia latinoamericana y hará sus planteamientos como puede hacerlos cualquier ciudadano latinoamericano de los muchos que están invitados para reflexionar acerca del estado de la democracia en México y en América Latina.

Recuerda que Salinas era titular del Ejecutivo cuando se creó el IFE, pero también fueron invitados los expresidentes Ernesto Zedilllo y Vicente Fox.

–¿Por qué no aceptaron?

–Eso habrá que preguntárselos al licenciado Fox y al doctor Zedillo.

El tercer eje, el más importante, son los ciudadanos en el futuro del IFE: “Las elecciones pueden ser legales, pero si los ciudadanos no las validan no son legítimas”.

Caos administrativo



En la entrevista, la noche del martes 4, Valdés accede a responder a cuestionamientos sobre la administración del presupuesto del IFE, cuya Contraloría General, encabezada por Gregorio Guerrero Pozas, identificó numerosas irregularidades, entre ellas 54 millones de pesos en la adquisición y remodelación de dos edificios.

La primera de las dos revisiones de inversión física correspondientes al primer semestre de este año se refiere al edificio del IFE ubicado en avenida Acoxpa 436, cuya adquisición y remodelación en 300 millones de pesos registró numerosas irregularidades que suman 34.6 millones de pesos (Proceso 1754).

En la segunda revisión, en lo que toca a la adquisición del edificio sede de la Junta Local Ejecutiva de Jalisco, las irregularidades son por 19.4 millones de pesos. En este caso la adjudicación del contrato de obra al parecer no fue transparente, ya que se localizaron documentos de la empresa cuya fecha de elaboración es posterior a la licitación, y además presuntamente no entregó la información completa requerida en las bases de concurso y presentó documentos cuya información es inconsistente entre sí.

El responsable directo de esta área era Fernando Santos Madrigal, director ejecutivo de Administración, quien renunció al cargo justo cuando estaba a punto de darse a conocer el resultado de las auditorías, según Valdés porque estaba “muy estresado” por el trabajo.

Valdés se deslinda de su excolaborador y aclara: “Es un funcionario que está sujeto al régimen de responsabilidades de los servidores públicos y la Contraloría General tiene todas las facultades para hacer las investigaciones, iniciar los procedimientos, y si ese funcionario, o cualquier otro funcionario, se equivocó o, peor aún, aprovechó los recursos públicos, debe ser sancionado en los términos de la ley”.

Santos Madrigal trabajó con Valdés en el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) como director ejecutivo de Organización Electoral y fue coordinador general de la prueba piloto con urna electrónica, realizada en 2003, que el IFE aplicará también en 2012.

Ahora ya es funcionario del gobierno de Calderón, a instancias del diputado federal Roberto Gil Zuarth, hasta el martes 6 subsecretario de Gobernación y quien fue representante del PAN ante el IFE. Es director general de Coordinación Interinstitucional de la Secretaría Técnica del Consejo de Coordinación para la Implementación del Sistema de Justicia Penal, que encabeza Felipe Borrego Estrada, de la Secretaría de Gobernación.

Otra estrecha colaboradora de Valdés puesta bajo sospecha es Marisela Montoya Jiménez, la flamante directora ejecutiva de Administración del Registro Federal de Electores (RFE), quien previamente fue coordinadora administrativa y luego coordinadora general de Logística de la presidencia del IFE.

–¿La señora Montoya Jiménez es de su absoluta confianza?

–Mmmm, ¿por qué podría no serlo? Sí lo es.

–…Porque fue sancionada cuando estuvo en el Instituto Electoral del Distrito Federal.

–Sí –acepta Valdés–, como todo administrador público estuvo sujeta al régimen de responsabilidades de los servidores públicos. Era la tesorera del Instituto Electoral del DF, tuvo algunas faltas administrativas, han sido evaluadas por el IEDF, recibió las sanciones correspondientes y no fue inhabilitada para ocupar ningún cargo público. Sus errores administrativos quedaron saldados.

En efecto, Montoya Jiménez fue sancionada en tres ocasiones cuando se desempeñó como tesorera del IEDF: dos amonestaciones públicas y una suspensión de 30 días por irregularidades administrativas.

La primera amonestación pública aplicada por la Contraloría Interna del IEDF se produjo en julio de 2002 debido a irregularidades en la adquisición, adjudicación del contrato, adquisición y pago a la empresa Disitem Comunicaciones, S.A. de C.V.

La segunda –una reincidencia que se calificó como grave– fue en septiembre de 2002, a raíz de que, en enero de 2000, expidió indebidamente un cheque por 44 mil 390 pesos que se amparó en una factura falsa presentada por Antonio Aguilar Aguilar, director ejecutivo de Administración y del Servicio Profesional Electoral, quien fue inhabilitado por un año.

La suspensión por 30 días fue por otorgar indebidamente un anticipo económico a la empresa Lisara, S.A. de C.V., pese a que no reunía las condiciones para el otorgamiento del servicio de arrendamiento de vehículos y por no haber gestionado la devolución de esa suma, que no fue garantizada.

A Montoya Jiménez se le atribuye la reestructuración administrativa de la presidencia del IFE, pero también de incurrir en nepotismo: Rodrigo Oswaldo Montoya Arroyo, su supuesto sobrino, es jefe de departamento en el área jurídica.

Falso nepotismo



A Valdés se le acusa, también, de incurrir en conductas de nepotismo, que él rechaza, como la que identifica a Armando Eguiarte Calderón, su exasesor y actual director de Recursos Humanos, como primo de su esposa y cuyo parentesco no existe.

“Ni consanguíneo ni político. Mi esposa se llama Beatriz Calderón. Revise usted en el directorio telefónico la cantidad de personas que llevan el apellido Calderón. El padre de mi esposa no tuvo sobrinos, motivo por el cual esa persona no es familiar de mi esposa. Y entiendo que han creado por ahí un muy bajo, vulgar y corriente chisme, porque no se puede calificar más que de eso, una relación de parentesco entre mi esposa y un funcionario público que efectivamente sirvió en la presidencia del Consejo General y hoy sirve en otra dependencia.”

–¿Pero Paulina Eguiarte Salgado, quien es jefa de departamento de la Dirección de Prerrogativas, sí es hija de Armando Eguiarte?

–Entiendo que ocupó una plaza de honorarios temporal, que terminó su contrato y se separó de la institución.

–¿Se tipificó como nepotismo?

–No dependía de él. Él trabajaba en la presidencia del Consejo y esta señorita, hasta donde tengo información, trabajaba en la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos en una plaza temporal de honorarios, sin ninguna vinculación con la presidencia del Consejo General del IFE, otro muy bajo y sucio chisme.

En realidad, Eguiarte Salgado trabaja aún en el IFE según el directorio oficial, actualizado al 4 de febrero de este año, como subcoordinadora de Flujo de Promocionales de esa dirección ejecutiva.

Justo al día siguiente de la defensa que hizo de Montoya Jiménez en la entrevista, Valdés la designó directora ejecutiva de Administración del Registro Nacional de Electores (RNE), cuyo encargado de despecho es Eduardo Rojas Vega, exasesor del consejero Francisco Guerrero Aguirre.

Igual que Guerrero, quien fue asesor de Emilio Gamboa Patrón, presidente del Instituto de Desarrollo Político y consejero político del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Rojas Vega ha sido identificado como priista, y desde el 1 de octubre Valdés lo designó como encargado de despacho del RNE, tras la renuncia de Alberto Alonso y Coria, el 2 de septiembre.

–¿No es volver a poner en manos de un partido político, del PRI, el padrón electoral?

–Me parece que no –responde Valdés, a la defensiva–, y me parece muy grave que me impute lo que me está imputando.

En todo caso, aclara, no ha decidido si propondrá a Rojas Vega al Consejo General para su ratificación, como lo establece el Cofipe. “Hasta el día de hoy yo no he propuesto a nadie”.

Ofuscado, Valdés advierte: “Ese es el trato que quieren, ese tendremos”.

–¿Qué trato?

–Este tipo de entrevistas.

*Tomado de la revista Proceso.