Garita de San Ysidro: Balas innecesarias*
ALEJANDRO MACIEL
SAN DIEGO, 2 de octubre (apro).- Eran las 15:30 horas del 22 de septiembre, y la garita internacional Tijuana-San Ysidro se encontraba casi despejada.
El último reporte radial indicaba una espera de 50 vehículos por línea. En los carriles centrales el tráfico avanzaba con cierta rapidez.
En una de estas filas se encontraban tres camionetas tipo Van, cargadas con 78 personas que intentaban cruzar sin documentos a Estados Unidos. Nada las delataba.
Aunque eran vehículos medianos, nadie notó que llevaban sobrepeso, dice Mauricio Cabrera, quien desde su puesto de churros asegura que no vio nada anormal esa tarde, a pesar de que los autos pasaron a centímetros de donde él se encontraba.
Ni siquiera los agentes de Inmigración y Protección Fronteriza (ICE, por sus siglas en inglés) los vieron, y eso que ellos revisan todos los vehículos que les parecen sospechosos, una vez que éstos se encuentran en el área de los postes que dividen a los dos países.
"Siempre andan con los perros de un lado a otro, y cuando algo les llama la atención, ahí mismo revisan los carros", dice Cabrera, quien tiene más de 20 años como vendedor ambulante en esa zona y conoce como nadie los vaivenes de la frontera.
Los conductores de las tres camionetas pudieron avanzar entre el tráfico sin ningún contratiempo. No encontraron en su camino a ninguno de los agentes estadounidenses, que en las últimas semanas han hecho más notoria su presencia al vigilar con armamento de grueso calibre incluso en las zonas peatonales.
Cuando las camionetas llegaron hasta el puesto de inspección, terminó la normalidad de la tarde. El agente a cargo de la inspección revisó en su computadora las placas del vehículo y, al pedirle la identificación al conductor, se percató que éste empezaba a acelerar, y junto a él otras dos camionetas intentaban cruzar a la fuerza, en una de las zonas más vigiladas de la frontera entre México y Estados Unidos.
El inspector activó la alerta y al instante todas las líneas de acceso a Estados Unidos fueron cerradas y se activaron las barreras metálicas a la salida de un pequeño callejón de concreto, por el que se accede a la carretera interestal número 5. Ahí quedaron atrapados los tres vehículos.
De acuerdo con los numerosos testigos que se encontraban en la zona de inspección secundaria, una de las camionetas quedó inmovilizada de inmediato, mientras que las otras dos trataron de escapar. Una de ellas, cuando intentaba regresar hacia el lado mexicano, fue baleada por dos agentes de Inmigración y Aduanas y otro de la Patrulla Fronteriza, quienes dispararon a más de 20 metros de distancia, a pesar de la multitud de autos y personas que se encontraban en el momento del incidente.
La camioneta finalmente se detuvo al chocar con otro auto que se encontró a su paso.
"Las camionetas tuvieron que detenerse debido a que los autos que estaban frente a ellas las bloquearon", dijo en un comunicado de prensa Angélica De Cima, vocera de Aduanas y Protección Fronteriza.
Tres personas que se encontraban dentro de las camionetas sufrieron heridas, lo mismo que el pasajero del auto que fue impactado por uno de los vehículos que intentó escapar. Las 78 personas, todas de origen mexicano y un ciudadano estadounidense, fueron arrestadas por las autoridades de Estados Unidos.
En medio de la confusión, un joven de 17 años que conducía una de las camionetas, al escuchar los balazos trató de huir hacia México. Logró eludir a los agentes de EU, pero fue detenido por personal de la Marina que patrullaba en el lado mexicano.
En el sitio fueron detenidos dos polleros. Otro fue llevado a un hospital con una herida de bala. La portavoz de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), Lauren Mack, dijo que los dos acusados enfrentan por ahora cargos por tráfico de indocumentados, pero podrían enfrentar más adelante acusaciones adicionales.
La garita fue cerrada por espacio de seis horas, provocando un gigantesco caos vehicular. Oscar Preciado, director del Puerto de San Ysidro, aseguró que esta es la primera vez que se cierran las 24 líneas de cruce desde el asesinato del presidente Kennedy, en 1963.
Gatillo fácil
El 24 de septiembre, la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) informó en un comunicado de prensa que los agentes dispararon porque al avanzar uno de los vehículos en su contra, se sintieron amenazados.
Kevin Rooney, vocero de la Policía de San Diego, informó que la Unidad de Homicidios de esta dependencia se encuentra investigando los motivos por los que los agentes dispararon contra los vehículos, y confirmó que no se encontró ningún tipo de arma en los vehículos y que nadie disparó en contra de los agentes.
Pero las críticas no se han hecho esperar. "Me parece que los agentes disponían de muchos recursos para detener los vehículos sin necesidad de disparar y poner en peligro a la gente que se encontraba en ese sitio", dijo la abogada Guadalupe Valencia, quien se ha especializado en casos de tráfico de indocumentados.
"Es necesario investigar por qué los agentes sintieron que debían abrir fuego, en circunstancias en las que evidentemente no estaban amenazados, y en las que se puso en peligro a tanta gente", insistió Valencia.
Después del interrogatorio a los 54 hombres, 15 mujeres y cinco menores de edad que se encontraban en los vehículos, las autoridades norteamericanas informaron que cada uno de los pasajeros había pagado entre 2mil 500 y 4 mil 200 dólares; que Sergio Guzmán, acusado de conducir una de las camionetas, fue herido en una de sus extremidades cuando las autoridades dispararon contra la camioneta Ford Econoline, con más de 25 personas a bordo.
Según la declaración de Guzmán, él acordó manejar el vehículo a cambio de un pasaje gratis a Estados Unidos. Las autoridades dijeron que esta persona había sido arrestada en 11 ocasiones anteriores por violaciones a las leyes migratorias.
Informaron también que el otro acusado, José Jaramillo, al parecer pagó 4 mil dólares para ser traído a Estados Unidos. La acusación de las autoridades no ofrece detalles acerca de su papel en el intento de cruzar las camionetas, pero informaron que había sido arrestado en 28 ocasiones por violaciones a las leyes migratorias.
Por su lado, el consulado de México en San Diego informó que seis indocumentados --dos acusados, tres posibles testigos y un herido-- permanecen en San Diego con relación a este incidente.
Un total de 67 inmigrantes que cruzaban a bordo de las tres camionetas han regresado voluntariamente a México. De los restantes 11, uno fue entregado a autoridades que lo requerían en Los Ángeles, tres fueron enviados al Ministerio Público en Tijuana, uno más fue detenido al huir a esa localidad el día del tiroteo, dos están acusados de tráfico de indocumentados, hay tres retenidos como testigos y uno más convalece en un hospital.
Una explicación
Tradicionalmente los traficantes de indocumentados han intentado cruzar utilizando todo tipo de trucos: disfrazando a personas de asiento, ocultándolos en el motor, en la cajuela o hasta en el tablero de los autos. Pero nunca se había visto un intento como el del pasado 22 de septiembre.
Entre las acciones más audaces registradas hace menos de un mes, se encuentra una camioneta que intentó cruzar la frontera en sentido contrario por el área de la Puerta México, provocando una enorme movilización policial en ambos lados de la frontera.
Sin duda, el cruce es cada vez más peligroso y violento. A raíz de la instrumentación de la Operación Guardián, hace 15 años, los flujos de indocumentados fueron dirigidos hacia zonas desérticas sumamente peligrosas, donde el riesgo de perecer se ha incrementado de manera notable.
Prueba de ello es que aunque el número de personas tratando de cruzar ha disminuido a su nivel más bajo en 34 años, con 519 mil 394 aprehensiones hasta septiembre pasado, el número de muertes ha llegado a los 416, por encima de los 398 y 390 que se registraron en los años 2007 y 2008, respectivamente, según se dio a conocer la semana pasada, en un reporte elaborado por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés).
Estas acciones desesperadas no son casuales. Sin duda es el resultado del incremento en la vigilancia fronteriza, el levantamiento de nuevas cercas y la utilización de nuevas tecnologías, que han hecho que el cruce de la frontera sea cada vez más difícil, dice el abogado Vidal Córdova, especializado en leyes de migración y derechos humanos.
"Lo que no estamos viendo en estos casos son los acuerdos con los que los indocumentados llegan a este país; podríamos estar en presencia de graves casos de tráfico de personas y de esclavitud", aseguró.
Michael Reilly, vocero de la Patrulla Fronteriza en Washington, D.C., asegura que a medida que las autoridades van ganando control de la frontera, los traficantes han optado por otras rutas y por otros métodos.
Ante el grado de peligro que encierra el cruce por el desierto, los traficantes de indocumentados han ensayado cruzar por la puerta misma, esperando cualquier descuido de los oficiales. También se ha visto un fuerte incremento de intentos por cruzar a través de pequeñas embarcaciones que salen de diferentes puntos de la costa norte de Baja California y que arriban a ciudades del condado de San Diego.
El más reciente intento ocurrió el pasado 16 de septiembre, cuando 29 inmigrantes, la mayoría mexicanos, fueron detenidos en la ciudad de Carlsbad, a unas 35 millas al norte de la frontera, luego de que el Servicio de Guardacostas informó a la Patrulla Fronteriza del arribo de al menos dos embarcaciones procedentes de México.
De octubre de 2008 a marzo de este año, las autoridades han interceptado 14 botes y han hecho 122 arrestos.
Las nuevas rutas y las nuevas formas que están utilizando los polleros son resultado del fuerte incremento de la vigilancia en la frontera, que la ha hecho prácticamente impenetrable, dijo a la revista Times David Kyle, profesor asociado de la Universidad de California en Davis y consejero de las Naciones Unidas en materia de tráfico humano.
"A los polleros sólo les ha quedado tres alternativas: tratar de cruzar por el desierto, cruzar por el mar o tratar de sobornar a algún agente", añadió.
En el incidente del 22 de septiembre, muchos creen que esto último es lo que realmente ocurrió: que los traficantes ya tenían arreglado el cruce con algún agente y que, al no estar, se vieron perdidos e intentaron desesperadamente escapar.
No sería la primera vez que ocurriera un acto de corrupción. De acuerdo con un reporte elaborado por la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional, con fecha 5 de marzo de 2008, en cinco años esa dependencia había efectuado un total de 2 mil 14 arrestos por casos de corrupción entre agentes de las diversas dependencias que conforman el Departamento de Seguridad Nacional.
En el documento se narra el caso de un oficial de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) que aceptó dinero en efectivo a cambio de ayudar a una red de traficantes de personas que operaba en la garita de Mesa de Otay, en California. Este oficial fue encontrado culpable de permitir el ingreso de al menos 100 extranjeros sin inspección alguna.
El mismo reporte describe la investigación en contra de otro agente, también del CBP, ubicado en la garita de San Ysidro, quien fue encontrado culpable de permitir el cruce de al menos una tonelada de mariguana y de conspirar para permitir el cruce de indocumentados a Estados Unidos.
En el caso concreto de la balacera del 22 de septiembre, las autoridades no saben exactamente qué fue lo que ocurrió. Michael Unzueta, agente especial a cargo de ICE en San Diego, tampoco tiene una explicación. "Cuando llevas 30 o 40 personas en una camioneta, es obvio que el inspector se va a dar cuenta", dijo.
Por el momento ha sido descartada la posibilidad de un acto de corrupción.
SAN DIEGO, 2 de octubre (apro).- Eran las 15:30 horas del 22 de septiembre, y la garita internacional Tijuana-San Ysidro se encontraba casi despejada.
El último reporte radial indicaba una espera de 50 vehículos por línea. En los carriles centrales el tráfico avanzaba con cierta rapidez.
En una de estas filas se encontraban tres camionetas tipo Van, cargadas con 78 personas que intentaban cruzar sin documentos a Estados Unidos. Nada las delataba.
Aunque eran vehículos medianos, nadie notó que llevaban sobrepeso, dice Mauricio Cabrera, quien desde su puesto de churros asegura que no vio nada anormal esa tarde, a pesar de que los autos pasaron a centímetros de donde él se encontraba.
Ni siquiera los agentes de Inmigración y Protección Fronteriza (ICE, por sus siglas en inglés) los vieron, y eso que ellos revisan todos los vehículos que les parecen sospechosos, una vez que éstos se encuentran en el área de los postes que dividen a los dos países.
"Siempre andan con los perros de un lado a otro, y cuando algo les llama la atención, ahí mismo revisan los carros", dice Cabrera, quien tiene más de 20 años como vendedor ambulante en esa zona y conoce como nadie los vaivenes de la frontera.
Los conductores de las tres camionetas pudieron avanzar entre el tráfico sin ningún contratiempo. No encontraron en su camino a ninguno de los agentes estadounidenses, que en las últimas semanas han hecho más notoria su presencia al vigilar con armamento de grueso calibre incluso en las zonas peatonales.
Cuando las camionetas llegaron hasta el puesto de inspección, terminó la normalidad de la tarde. El agente a cargo de la inspección revisó en su computadora las placas del vehículo y, al pedirle la identificación al conductor, se percató que éste empezaba a acelerar, y junto a él otras dos camionetas intentaban cruzar a la fuerza, en una de las zonas más vigiladas de la frontera entre México y Estados Unidos.
El inspector activó la alerta y al instante todas las líneas de acceso a Estados Unidos fueron cerradas y se activaron las barreras metálicas a la salida de un pequeño callejón de concreto, por el que se accede a la carretera interestal número 5. Ahí quedaron atrapados los tres vehículos.
De acuerdo con los numerosos testigos que se encontraban en la zona de inspección secundaria, una de las camionetas quedó inmovilizada de inmediato, mientras que las otras dos trataron de escapar. Una de ellas, cuando intentaba regresar hacia el lado mexicano, fue baleada por dos agentes de Inmigración y Aduanas y otro de la Patrulla Fronteriza, quienes dispararon a más de 20 metros de distancia, a pesar de la multitud de autos y personas que se encontraban en el momento del incidente.
La camioneta finalmente se detuvo al chocar con otro auto que se encontró a su paso.
"Las camionetas tuvieron que detenerse debido a que los autos que estaban frente a ellas las bloquearon", dijo en un comunicado de prensa Angélica De Cima, vocera de Aduanas y Protección Fronteriza.
Tres personas que se encontraban dentro de las camionetas sufrieron heridas, lo mismo que el pasajero del auto que fue impactado por uno de los vehículos que intentó escapar. Las 78 personas, todas de origen mexicano y un ciudadano estadounidense, fueron arrestadas por las autoridades de Estados Unidos.
En medio de la confusión, un joven de 17 años que conducía una de las camionetas, al escuchar los balazos trató de huir hacia México. Logró eludir a los agentes de EU, pero fue detenido por personal de la Marina que patrullaba en el lado mexicano.
En el sitio fueron detenidos dos polleros. Otro fue llevado a un hospital con una herida de bala. La portavoz de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), Lauren Mack, dijo que los dos acusados enfrentan por ahora cargos por tráfico de indocumentados, pero podrían enfrentar más adelante acusaciones adicionales.
La garita fue cerrada por espacio de seis horas, provocando un gigantesco caos vehicular. Oscar Preciado, director del Puerto de San Ysidro, aseguró que esta es la primera vez que se cierran las 24 líneas de cruce desde el asesinato del presidente Kennedy, en 1963.
Gatillo fácil
El 24 de septiembre, la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) informó en un comunicado de prensa que los agentes dispararon porque al avanzar uno de los vehículos en su contra, se sintieron amenazados.
Kevin Rooney, vocero de la Policía de San Diego, informó que la Unidad de Homicidios de esta dependencia se encuentra investigando los motivos por los que los agentes dispararon contra los vehículos, y confirmó que no se encontró ningún tipo de arma en los vehículos y que nadie disparó en contra de los agentes.
Pero las críticas no se han hecho esperar. "Me parece que los agentes disponían de muchos recursos para detener los vehículos sin necesidad de disparar y poner en peligro a la gente que se encontraba en ese sitio", dijo la abogada Guadalupe Valencia, quien se ha especializado en casos de tráfico de indocumentados.
"Es necesario investigar por qué los agentes sintieron que debían abrir fuego, en circunstancias en las que evidentemente no estaban amenazados, y en las que se puso en peligro a tanta gente", insistió Valencia.
Después del interrogatorio a los 54 hombres, 15 mujeres y cinco menores de edad que se encontraban en los vehículos, las autoridades norteamericanas informaron que cada uno de los pasajeros había pagado entre 2mil 500 y 4 mil 200 dólares; que Sergio Guzmán, acusado de conducir una de las camionetas, fue herido en una de sus extremidades cuando las autoridades dispararon contra la camioneta Ford Econoline, con más de 25 personas a bordo.
Según la declaración de Guzmán, él acordó manejar el vehículo a cambio de un pasaje gratis a Estados Unidos. Las autoridades dijeron que esta persona había sido arrestada en 11 ocasiones anteriores por violaciones a las leyes migratorias.
Informaron también que el otro acusado, José Jaramillo, al parecer pagó 4 mil dólares para ser traído a Estados Unidos. La acusación de las autoridades no ofrece detalles acerca de su papel en el intento de cruzar las camionetas, pero informaron que había sido arrestado en 28 ocasiones por violaciones a las leyes migratorias.
Por su lado, el consulado de México en San Diego informó que seis indocumentados --dos acusados, tres posibles testigos y un herido-- permanecen en San Diego con relación a este incidente.
Un total de 67 inmigrantes que cruzaban a bordo de las tres camionetas han regresado voluntariamente a México. De los restantes 11, uno fue entregado a autoridades que lo requerían en Los Ángeles, tres fueron enviados al Ministerio Público en Tijuana, uno más fue detenido al huir a esa localidad el día del tiroteo, dos están acusados de tráfico de indocumentados, hay tres retenidos como testigos y uno más convalece en un hospital.
Una explicación
Tradicionalmente los traficantes de indocumentados han intentado cruzar utilizando todo tipo de trucos: disfrazando a personas de asiento, ocultándolos en el motor, en la cajuela o hasta en el tablero de los autos. Pero nunca se había visto un intento como el del pasado 22 de septiembre.
Entre las acciones más audaces registradas hace menos de un mes, se encuentra una camioneta que intentó cruzar la frontera en sentido contrario por el área de la Puerta México, provocando una enorme movilización policial en ambos lados de la frontera.
Sin duda, el cruce es cada vez más peligroso y violento. A raíz de la instrumentación de la Operación Guardián, hace 15 años, los flujos de indocumentados fueron dirigidos hacia zonas desérticas sumamente peligrosas, donde el riesgo de perecer se ha incrementado de manera notable.
Prueba de ello es que aunque el número de personas tratando de cruzar ha disminuido a su nivel más bajo en 34 años, con 519 mil 394 aprehensiones hasta septiembre pasado, el número de muertes ha llegado a los 416, por encima de los 398 y 390 que se registraron en los años 2007 y 2008, respectivamente, según se dio a conocer la semana pasada, en un reporte elaborado por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés).
Estas acciones desesperadas no son casuales. Sin duda es el resultado del incremento en la vigilancia fronteriza, el levantamiento de nuevas cercas y la utilización de nuevas tecnologías, que han hecho que el cruce de la frontera sea cada vez más difícil, dice el abogado Vidal Córdova, especializado en leyes de migración y derechos humanos.
"Lo que no estamos viendo en estos casos son los acuerdos con los que los indocumentados llegan a este país; podríamos estar en presencia de graves casos de tráfico de personas y de esclavitud", aseguró.
Michael Reilly, vocero de la Patrulla Fronteriza en Washington, D.C., asegura que a medida que las autoridades van ganando control de la frontera, los traficantes han optado por otras rutas y por otros métodos.
Ante el grado de peligro que encierra el cruce por el desierto, los traficantes de indocumentados han ensayado cruzar por la puerta misma, esperando cualquier descuido de los oficiales. También se ha visto un fuerte incremento de intentos por cruzar a través de pequeñas embarcaciones que salen de diferentes puntos de la costa norte de Baja California y que arriban a ciudades del condado de San Diego.
El más reciente intento ocurrió el pasado 16 de septiembre, cuando 29 inmigrantes, la mayoría mexicanos, fueron detenidos en la ciudad de Carlsbad, a unas 35 millas al norte de la frontera, luego de que el Servicio de Guardacostas informó a la Patrulla Fronteriza del arribo de al menos dos embarcaciones procedentes de México.
De octubre de 2008 a marzo de este año, las autoridades han interceptado 14 botes y han hecho 122 arrestos.
Las nuevas rutas y las nuevas formas que están utilizando los polleros son resultado del fuerte incremento de la vigilancia en la frontera, que la ha hecho prácticamente impenetrable, dijo a la revista Times David Kyle, profesor asociado de la Universidad de California en Davis y consejero de las Naciones Unidas en materia de tráfico humano.
"A los polleros sólo les ha quedado tres alternativas: tratar de cruzar por el desierto, cruzar por el mar o tratar de sobornar a algún agente", añadió.
En el incidente del 22 de septiembre, muchos creen que esto último es lo que realmente ocurrió: que los traficantes ya tenían arreglado el cruce con algún agente y que, al no estar, se vieron perdidos e intentaron desesperadamente escapar.
No sería la primera vez que ocurriera un acto de corrupción. De acuerdo con un reporte elaborado por la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional, con fecha 5 de marzo de 2008, en cinco años esa dependencia había efectuado un total de 2 mil 14 arrestos por casos de corrupción entre agentes de las diversas dependencias que conforman el Departamento de Seguridad Nacional.
En el documento se narra el caso de un oficial de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) que aceptó dinero en efectivo a cambio de ayudar a una red de traficantes de personas que operaba en la garita de Mesa de Otay, en California. Este oficial fue encontrado culpable de permitir el ingreso de al menos 100 extranjeros sin inspección alguna.
El mismo reporte describe la investigación en contra de otro agente, también del CBP, ubicado en la garita de San Ysidro, quien fue encontrado culpable de permitir el cruce de al menos una tonelada de mariguana y de conspirar para permitir el cruce de indocumentados a Estados Unidos.
En el caso concreto de la balacera del 22 de septiembre, las autoridades no saben exactamente qué fue lo que ocurrió. Michael Unzueta, agente especial a cargo de ICE en San Diego, tampoco tiene una explicación. "Cuando llevas 30 o 40 personas en una camioneta, es obvio que el inspector se va a dar cuenta", dijo.
Por el momento ha sido descartada la posibilidad de un acto de corrupción.
*Tomado de la revista Proceso.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home