El fracaso tiene nombres y apellidos*
Tomados de La Jornada, Hernández, El Fisgón, Helguera y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.
ÁLVARO DELGADO
Para el exdirigente panista Manuel Espino, hay dos claros responsables de la “derrota histórica” del PAN: uno, el “prepotente” y “altanero” Felipe Calderón, quien designó a los candidatos sin consultar a la militancia y a la sociedad; y otro, su “subordinado” Germán Martínez, quien en vez de mantener la autonomía partidista acató, sometido a severos y vergonzosos regaños, los dedazos y las órdenes presidenciales. Encabezados por Espino, numerosos panistas exigirán a su dirigente rendición de cuentas, no tanto por la derrota en las urnas, sino por la “estrategia facciosa”, la “guerra sucia” y el alejamiento de los principios y valores que distinguieron al PAN…
De acuerdo con Manuel Espino, los responsables de la “debacle histórica” del Partido Acción Nacional (PAN) tienen nombres y apellidos: Felipe Calderón y Germán Martínez, quienes impusieron un “espíritu de facción” para designar candidatos al margen de la militancia y de la sociedad.
“Sin duda es una derrota para Germán y para el que lo puso como presidente del partido, que es el presidente de México”, sentencia el exlíder panista, y asegura que esta “derrota histórica” regresa al PAN a los años noventa en espacios de responsabilidad pública.
Esto, resume, “es el resultado de una estrategia desastrosa: golpista hacia afuera y facciosa y segregacionista al interior del partido”, ya que, sostiene, fue Felipe Calderón –personaje “prepotente” y “altanero”– quien elaboró las listas de los candidatos.
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Ante la inminencia de una “guerra interna”, Espino no exige la renuncia de Martínez, quien lo sucedió en la presidencia del PAN, sino que rinda cuentas a los panistas, pues existe la versión de que “ya está arreglada su salida del PAN, que se va de embajador”. Y esto, advierte, es inaceptable.
“Lo queremos dirigiendo al partido, pero corrigiendo lo que hizo mal y, por lo menos, aceptando, como hombre de bien, que se equivocó en establecer en el país un precedente de guerra sucia.”
Respecto a las relaciones del presidente Calderón con la dirigencia del partido, Manuel Espino refiere que, el jueves 16 de abril, un día antes de que él hizo una antesala de dos horas y media para buscar entrevistarse con Martínez, éste fue maltratado por Calderón en una reunión celebrada en la residencia oficial de Los Pinos.
“El propio secretario general del partido, Rogelio Carbajal, me dijo que el día anterior el presidente le había levantado la voz, había regañado, había maltratado al presidente nacional del PAN, porque no estaba satisfecho con las listas.”
–¿Lo regañó?
–Claro. Eso me lo estaba reservando, pero no podemos seguir tolerando que el presidente de México regañe al presidente del partido, y no podemos seguir tolerando tener un dirigente del partido que se deje dirigir por el poder público, pues siempre dijimos que el presidente del PAN debía conservar su autonomía frente al gobierno, cualquiera que fuese el origen partidario de éste.
“Entonces esa revelación del secretario general me dio vergüenza y me dio coraje también. Se trató de un regaño que, a decir de Rogelio Carbajal, fue en presencia de Gustavo Madero y de Héctor Larios. Yo lamento que los coordinadores parlamentarios no hayan tenido la dignidad para exigirle al presidente de México que respete la autoridad del presidente del partido.”
–¿Será porque él impuso a Martínez?
–Será porque es el estilo del presidente Calderón, y será porque es la voluntad del presidente del partido dejarse dirigir por el gobierno.
–¿En alguna ocasión a usted lo quiso tratar así Calderón?
–Jamás. Él sabe que a mí no me puede levantar la voz. Hemos convivido muchas veces y nunca le he permitido a Felipe Calderón que me levante la voz. Es un hombre altanero, es un hombre prepotente, y esa actitud no se la ha podido quitar siendo presidente de México. Y se la respeto, pero no se la acepto.
–¿Entonces Martínez no fue capaz ni de cumplirle a Calderón?
–Ya el presidente tendrá que pedirle cuentas a su subordinado Germán Martínez. Pero los panistas le vamos a pedir cuentas al presidente del partido.
–¿La derrota del PAN es la derrota de Calderón?
–Sin duda será una derrota para Germán y para el que puso al presidente del partido, que es el presidente de México.
–Debe renunciar Germán Martínez?
–No, yo creo que no. Ese precedente no lo podemos dejar en el PAN. Germán Martínez fue elegido para tres años. Yo favorecí esa elección; yo pedí el voto unánime de los consejeros para Germán. Ahora sí, que nos cumpla o nos deje como estábamos. Pero Germán tiene que cumplir esos tres años.
“Yo no quiero pensar que sea cierto lo que me han dicho: que ya está arreglada su salida del PAN, que se va de embajador. No. Lo queremos dirigiendo al partido, pero corrigiendo lo que hizo mal. Y por lo menos aceptando, como hombre de bien, que se equivocó en establecer en el país un precedente de guerra sucia, y que eso nos trae como consecuencia el demérito y el desprestigio de Acción Nacional.”
Espíritu de facción
Tras manifestar que en este proceso electoral no hubo “un resultado mínimamente satisfactorio, partiendo de los compromisos de Germán Martínez”, puntualiza:
“No me preocupa tanto el resultado en términos de cuántos votos tuvo el PAN, cuántas curules, cuántas alcaldías, cuántas gubernaturas, que son una pérdida cuantitativa, como la pérdida cualitativa.”
Y explica: “El PAN, por la ambición de poder, ha perdido principios, valores, visión de causa, visión de destino. Es un partido que ahora le ha apostado más a los números que a los valores. Le ha apostado más a la coyuntura que al destino, y esa es la pérdida más lamentable. Esta es la peor derrota de Acción Nacional, en su 70 aniversario.”
Durante la entrevista, Manuel Espino analiza las causas de la derrota panista. Una de ellas, dice, fue la decisión de hacer designaciones para candidatos a diputados federales. “Fueron al final más de 350 designaciones que no recogieron la opinión de militantes y de la sociedad”.
Considera tales dedazos como “una decisión caprichosa que atendió un espíritu de facción que no se puede negar. En el partido se instituyó, desde hace año y medio, un espíritu de facción que espero nos lo quitemos después de esta lamentable experiencia”, dentro de la cual “sería un insulto pretender disimular la participación del presidente Felipe Calderón.”
Identificado como un arribista opuesto a los “doctrinarios”, como se hace llamar la facción que encabezan Calderón y Martínez, Espino recuerda la campaña en su contra, que incluyó una rechifla en la Asamblea Nacional del PAN realizada en León, Guanajuato, el 2 de junio de 2007.
“Era un discurso agresivo en mi contra, porque siempre pretendieron posicionar la idea de que yo era alguien que no tenía compromiso con los principios del PAN”, manifiesta y recuerda la promesa de Martínez cuando, en noviembre de 2007, se registró como candidato a sucederlo en la presidencia del PAN asegurando que Carlos Castillo Peraza regresaría, en sus ideas, a ese partido.
“Siempre toleré ese discurso agresivo, insultante, pero ya en los hechos esas promesas se han evaporado, se han diluido, porque los supuestos discípulos de Carlos Castillo Peraza han estado muy distantes de honrar la memoria de Carlos Castillo Peraza. No lo han hecho ni Felipe Calderón en la Presidencia de la República ni Germán Martínez en la presidencia del partido.”
–¿Se inicia, a partir de este 6 de julio, una guerra interna en el PAN?
–No, nosotros vamos a convocar a los panistas a la unidad, a la cohesión interna de la institución, y le vamos a pedir al presidente de México que respete la vida interna del partido en lo sucesivo. Le vamos a pedir a la dirigencia del partido, también, que haga valer la autonomía del partido ante el poder público.
De hecho, apenas el sábado 4, en la víspera de los comicios, se efectuó una reunión para crear una comisión que, encabezada por el propio Espino, elaborará propuestas con el fin de plantearlas, dentro de dos semanas, en un encuentro de medio millar de panistas.
“Estamos dispuestos a colaborar con el presidente nacional del PAN y con el presidente de la República, pero siguiendo las tesis políticas históricas del PAN: que el partido no se involucre en la vida del gobierno y que el gobierno no quiera decidir la vida interna del partido.”
Inclusive, adelanta, se buscará una entrevista con Calderón para invitarlo a “dejar en total libertad a su partido”, en tanto que a Martínez se le reclamará cumplir con su deber de dirigente, ya que, insiste, lo fundamental es no seguir perdiendo identidad como partido:
“Lo importante no es lamentarnos, quejarnos, enojarnos por perder curules, gubernaturas y alcaldías, sino por perder identidad, principios, congruencia. Y el esfuerzo más importante que tenemos que hacer los panistas, es recuperar esa congruencia, ese compromiso y ese apego a nuestros principios y valores, los que nos merecieron reconocimiento y confianza ciudadanos, los que nos permitieron ser un partido con prestigio a nivel internacional…”
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En Los Pinos, un error tras otro...*
ÁLVARO DELGADO
El Partido Acción Nacional (PAN) ató su futuro a la figura de Felipe Calderón con resultados desastrosos: Una contundente derrota en los comicios de 2009 que oscurece el 70 aniversario de su fundación.
La estrategia del PAN de convertir la elección legislativa intermedia en un plebiscito sobre el gobierno federal, tratando de aprovechar la supuesta popularidad de Calderón –cuya “guerra” contra el narcotráfico ha procurado ocultar el desastre económico del país–, se frustró con la pérdida, en cascada, de numerosas posiciones y aun enclaves históricos.
No se tradujeron en un triunfo electoral los espectaculares operativos policiaco-militares; el uso propagandístico de los programas sociales; el manejo personalista de la epidemia de influenza; el fomento de la leyenda negra priista; las filtraciones y embates contra opositores; el pacto con Televisa y Televisión Azteca para reventar la reforma electoral; ni el lucro electoral de la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo, pues aunque al cierre de esta edición era incierta la adjudicación de la gubernatura de Sonora, el PRI llevaba la delantera en diputaciones federales.
No pudo el PAN ganar las seis gubernaturas en disputa ni la mayoría en la Cámara de Diputados. Si en el año 2000 Acción Nacional tuvo 223 diputaciones federales y en 2003 consiguió 150, para volver a subir en 2006 con 207 curules, en estos comicios de 2009 no reunirá, de acuerdo con los resultados preliminares, ni 140.
Más aún, el PAN tuvo inclusive varios estados “zapato”, es decir, entidades donde el PRI ganó todos los distritos: Oaxaca (7-0), Coahuila (7-0), Veracruz (11-0), Tamaulipas (8-0), Yucatán (3-0), Colima (2-0) y Campeche (2-0).
“Dedazo” inútil de Calderón
Germán Martínez fue pieza fundamental de una operación emprendida desde la Presidencia de la República para tomar el control del PAN: Calderón lo colocó como secretario de la Función Pública sólo mientras se preparaba el terreno –un Consejo Nacional a modo– para sustituir a Manuel Espino, quien adelantó el fin de su dirigencia para diciembre de 2007 en vez de esperar el término de su período, que se cumpliría en marzo de 2008.
Con menos de 10 meses como miembro del gabinete, Martínez se convirtió en candidato único y ofreció hacer del PAN un partido con identidad doctrinaria y triunfadora, desde la ceremonia de su registro, en noviembre de 2007.
Entonces expresó: “Cuando el partido cumpla 70 años de fundado, en 2009, vamos a festejarlo con los triunfos en Colima, Sonora, Nuevo León y Campeche. Vamos a repetir en San Luis Potosí y Querétaro”.
La realidad no podía ser más desastrosa: La apuesta por Nuevo León, en cuya operación se involucró directamente Calderón para imponer a Fernando Elizondo, fue un fiasco; Colima y Campeche no resultaron como Martínez preveía, y San Luis Potosí y Querétaro perfilan también una debacle.
La única conquista relevante que el PAN tendría en la jornada del domingo 5 sería en las elecciones locales de Sonora, luego de que en una guardería de Hermosillo murieron 48 niños, en un suceso que fue capitalizado electoralmente por el gobierno federal y la dirigencia panista.
Al asumir su candidatura, Martínez también aludió a las recientes derrotas experimentadas en Ciudad Juárez, Aguascalientes, Oaxaca, Mazatlán o Veracruz, y advirtió: “Si perdemos palacios municipales ponemos en riesgo, en 2012, el Palacio Nacional. Nuestra esencia federalista y municipalista es la ruta de la victoria electoral”.
Sin embargo, el 5 de julio el PAN tuvo derrotas incluso en lugares donde solía ser imbatible:
Perdió en Guadalajara, que gobernaba desde 1995, con alcaldes como el exgobernador Francisco Ramírez Acuña y su sucesor, Emilio González Márquez; en Naucalpan, la llave al “corredor azul” del área metropolitana del Estado de México, cuya capital, Toluca, tampoco le dio el triunfo; y en Cuernavaca, Morelos, donde el derrotado fue Sergio Álvarez Mata, aspirante a suceder al gobernador Marco Antonio Adame.
Germán Martínez ofreció, también, ser factor de unidad, debido a que Acción Nacional era el partido más rijoso, superando inclusive al PRD: “El Comité Nacional no puede ni debe alentar los conflictos internos. Los funcionarios del CEN no pueden ni deben tratar a los dirigentes estatales o municipales del partido como sus subordinados”.
Pero su primera decisión como dirigente fue arbitraria: despidió a todo el personal que colaboró en la presidencia de Espino, incluyendo a asalariados con muchos años de trabajo y que nada tenían que ver con el expresidente del partido.
En la sede nacional del PAN proliferaron las protestas sin ser oídas y hasta se efectuó una huelga de hambre por parte de militantes de San Mateo Atenco, Estado de México.
“Vamos a poner un alto a los conflictos entre panistas. El Tribunal Electoral no decidirá más nuestra vida interna”, sentenció, pero el PAN sigue siendo el partido con más acusaciones interpuestas ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) por decisiones arbitrarias.
“No debemos estar dispuestos a alquilar el partido a liderazgos oportunistas. Necesitamos apostar por ciudadanos probados en su liderazgo social”, prometió, pero, por primera vez en la historia del PAN se designaron, desde el CEN, 350 de los 500 candidatos a diputados.
La comisión que formalmente integró las listas estuvo formada por los coordinadores parlamentarios Héctor Larios y Gustavo Madero; el secretario general Rogelio Carbajal y el gobernador Marco Antonio Adame, aunque en realidad las candidaturas fueron aprobadas por Felipe Calderón en Los Pinos, como confesó el alcalde de San Nicolás, Nuevo León, Zeferino Almaguer.
El hecho es que los dedazos se tradujeron en derrotas, aunque el desplome ha sido sostenido desde 2006, pues en tan sólo los primeros dos años de gobierno de Felipe Calderón el PAN perdió más de 2 millones de votos en 21 elecciones locales.
Y aunque el sello de Germán Martínez en las campañas de este año fue el de un dirigente partidista pendenciero –tal como se lo recomendaron los estrategas Antonio Solá y Juan Ignacio Zavala Gómez del Campo, cuñado de Calderón–, el mismo 5 de julio el presidente Felipe Calderón se vio precisado a enviar, entre otros, el siguiente mensaje a quienes lo derrotaron:
“México requiere un Congreso capaz de acordar y decidir las mejores leyes y soluciones para el México de hoy y para construir el país del futuro. De poco serviría una Cámara de Diputados que, en lugar de asumir su responsabilidad, estuviera más ocupada en obstaculizar la labor de las instituciones y bloquear al gobierno, en aras de mitigar enojos de campaña o alentar anticipados anhelos sucesorios…”
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El fracaso tiene nombres y apellidos*
ÁLVARO DELGADO
Para el exdirigente panista Manuel Espino, hay dos claros responsables de la “derrota histórica” del PAN: uno, el “prepotente” y “altanero” Felipe Calderón, quien designó a los candidatos sin consultar a la militancia y a la sociedad; y otro, su “subordinado” Germán Martínez, quien en vez de mantener la autonomía partidista acató, sometido a severos y vergonzosos regaños, los dedazos y las órdenes presidenciales. Encabezados por Espino, numerosos panistas exigirán a su dirigente rendición de cuentas, no tanto por la derrota en las urnas, sino por la “estrategia facciosa”, la “guerra sucia” y el alejamiento de los principios y valores que distinguieron al PAN…
De acuerdo con Manuel Espino, los responsables de la “debacle histórica” del Partido Acción Nacional (PAN) tienen nombres y apellidos: Felipe Calderón y Germán Martínez, quienes impusieron un “espíritu de facción” para designar candidatos al margen de la militancia y de la sociedad.
“Sin duda es una derrota para Germán y para el que lo puso como presidente del partido, que es el presidente de México”, sentencia el exlíder panista, y asegura que esta “derrota histórica” regresa al PAN a los años noventa en espacios de responsabilidad pública.
Esto, resume, “es el resultado de una estrategia desastrosa: golpista hacia afuera y facciosa y segregacionista al interior del partido”, ya que, sostiene, fue Felipe Calderón –personaje “prepotente” y “altanero”– quien elaboró las listas de los candidatos.
Ante la inminencia de una “guerra interna”, Espino no exige la renuncia de Martínez, quien lo sucedió en la presidencia del PAN, sino que rinda cuentas a los panistas, pues existe la versión de que “ya está arreglada su salida del PAN, que se va de embajador”. Y esto, advierte, es inaceptable.
“Lo queremos dirigiendo al partido, pero corrigiendo lo que hizo mal y, por lo menos, aceptando, como hombre de bien, que se equivocó en establecer en el país un precedente de guerra sucia.”
Respecto a las relaciones del presidente Calderón con la dirigencia del partido, Manuel Espino refiere que, el jueves 16 de abril, un día antes de que él hizo una antesala de dos horas y media para buscar entrevistarse con Martínez, éste fue maltratado por Calderón en una reunión celebrada en la residencia oficial de Los Pinos.
“El propio secretario general del partido, Rogelio Carbajal, me dijo que el día anterior el presidente le había levantado la voz, había regañado, había maltratado al presidente nacional del PAN, porque no estaba satisfecho con las listas.”
–¿Lo regañó?
–Claro. Eso me lo estaba reservando, pero no podemos seguir tolerando que el presidente de México regañe al presidente del partido, y no podemos seguir tolerando tener un dirigente del partido que se deje dirigir por el poder público, pues siempre dijimos que el presidente del PAN debía conservar su autonomía frente al gobierno, cualquiera que fuese el origen partidario de éste.
“Entonces esa revelación del secretario general me dio vergüenza y me dio coraje también. Se trató de un regaño que, a decir de Rogelio Carbajal, fue en presencia de Gustavo Madero y de Héctor Larios. Yo lamento que los coordinadores parlamentarios no hayan tenido la dignidad para exigirle al presidente de México que respete la autoridad del presidente del partido.”
–¿Será porque él impuso a Martínez?
–Será porque es el estilo del presidente Calderón, y será porque es la voluntad del presidente del partido dejarse dirigir por el gobierno.
–¿En alguna ocasión a usted lo quiso tratar así Calderón?
–Jamás. Él sabe que a mí no me puede levantar la voz. Hemos convivido muchas veces y nunca le he permitido a Felipe Calderón que me levante la voz. Es un hombre altanero, es un hombre prepotente, y esa actitud no se la ha podido quitar siendo presidente de México. Y se la respeto, pero no se la acepto.
–¿Entonces Martínez no fue capaz ni de cumplirle a Calderón?
–Ya el presidente tendrá que pedirle cuentas a su subordinado Germán Martínez. Pero los panistas le vamos a pedir cuentas al presidente del partido.
–¿La derrota del PAN es la derrota de Calderón?
–Sin duda será una derrota para Germán y para el que puso al presidente del partido, que es el presidente de México.
–Debe renunciar Germán Martínez?
–No, yo creo que no. Ese precedente no lo podemos dejar en el PAN. Germán Martínez fue elegido para tres años. Yo favorecí esa elección; yo pedí el voto unánime de los consejeros para Germán. Ahora sí, que nos cumpla o nos deje como estábamos. Pero Germán tiene que cumplir esos tres años.
“Yo no quiero pensar que sea cierto lo que me han dicho: que ya está arreglada su salida del PAN, que se va de embajador. No. Lo queremos dirigiendo al partido, pero corrigiendo lo que hizo mal. Y por lo menos aceptando, como hombre de bien, que se equivocó en establecer en el país un precedente de guerra sucia, y que eso nos trae como consecuencia el demérito y el desprestigio de Acción Nacional.”
Espíritu de facción
Tras manifestar que en este proceso electoral no hubo “un resultado mínimamente satisfactorio, partiendo de los compromisos de Germán Martínez”, puntualiza:
“No me preocupa tanto el resultado en términos de cuántos votos tuvo el PAN, cuántas curules, cuántas alcaldías, cuántas gubernaturas, que son una pérdida cuantitativa, como la pérdida cualitativa.”
Y explica: “El PAN, por la ambición de poder, ha perdido principios, valores, visión de causa, visión de destino. Es un partido que ahora le ha apostado más a los números que a los valores. Le ha apostado más a la coyuntura que al destino, y esa es la pérdida más lamentable. Esta es la peor derrota de Acción Nacional, en su 70 aniversario.”
Durante la entrevista, Manuel Espino analiza las causas de la derrota panista. Una de ellas, dice, fue la decisión de hacer designaciones para candidatos a diputados federales. “Fueron al final más de 350 designaciones que no recogieron la opinión de militantes y de la sociedad”.
Considera tales dedazos como “una decisión caprichosa que atendió un espíritu de facción que no se puede negar. En el partido se instituyó, desde hace año y medio, un espíritu de facción que espero nos lo quitemos después de esta lamentable experiencia”, dentro de la cual “sería un insulto pretender disimular la participación del presidente Felipe Calderón.”
Identificado como un arribista opuesto a los “doctrinarios”, como se hace llamar la facción que encabezan Calderón y Martínez, Espino recuerda la campaña en su contra, que incluyó una rechifla en la Asamblea Nacional del PAN realizada en León, Guanajuato, el 2 de junio de 2007.
“Era un discurso agresivo en mi contra, porque siempre pretendieron posicionar la idea de que yo era alguien que no tenía compromiso con los principios del PAN”, manifiesta y recuerda la promesa de Martínez cuando, en noviembre de 2007, se registró como candidato a sucederlo en la presidencia del PAN asegurando que Carlos Castillo Peraza regresaría, en sus ideas, a ese partido.
“Siempre toleré ese discurso agresivo, insultante, pero ya en los hechos esas promesas se han evaporado, se han diluido, porque los supuestos discípulos de Carlos Castillo Peraza han estado muy distantes de honrar la memoria de Carlos Castillo Peraza. No lo han hecho ni Felipe Calderón en la Presidencia de la República ni Germán Martínez en la presidencia del partido.”
–¿Se inicia, a partir de este 6 de julio, una guerra interna en el PAN?
–No, nosotros vamos a convocar a los panistas a la unidad, a la cohesión interna de la institución, y le vamos a pedir al presidente de México que respete la vida interna del partido en lo sucesivo. Le vamos a pedir a la dirigencia del partido, también, que haga valer la autonomía del partido ante el poder público.
De hecho, apenas el sábado 4, en la víspera de los comicios, se efectuó una reunión para crear una comisión que, encabezada por el propio Espino, elaborará propuestas con el fin de plantearlas, dentro de dos semanas, en un encuentro de medio millar de panistas.
“Estamos dispuestos a colaborar con el presidente nacional del PAN y con el presidente de la República, pero siguiendo las tesis políticas históricas del PAN: que el partido no se involucre en la vida del gobierno y que el gobierno no quiera decidir la vida interna del partido.”
Inclusive, adelanta, se buscará una entrevista con Calderón para invitarlo a “dejar en total libertad a su partido”, en tanto que a Martínez se le reclamará cumplir con su deber de dirigente, ya que, insiste, lo fundamental es no seguir perdiendo identidad como partido:
“Lo importante no es lamentarnos, quejarnos, enojarnos por perder curules, gubernaturas y alcaldías, sino por perder identidad, principios, congruencia. Y el esfuerzo más importante que tenemos que hacer los panistas, es recuperar esa congruencia, ese compromiso y ese apego a nuestros principios y valores, los que nos merecieron reconocimiento y confianza ciudadanos, los que nos permitieron ser un partido con prestigio a nivel internacional…”
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SONORA: Castigo a Bours*
JOSé GIL OLMOS
HERMOSILLO, SON.- La elección de gobernador en Sonora estaba aparentemente definida a favor del panista Guillermo Padrés, debido al voto de castigo contra el gobernador priista, Eduardo Bours, quien durante un mes no actuó para castigar a los responsables del fallecimiento de 48 niños en la guardería ABC de esta ciudad.
A las 18:15 (hora del Pacífico) del domingo 5, unos minutos después de que cerraran las casillas, el candidato Guillermo Padrés Elías se declaró triunfador de este proceso electoral, en el que se interpusieron denuncias por irregularidades como acarreo y compra de voto en varios municipios, principalmente en Cajeme.
“Les queremos decir lo que tanto tiempo habíamos esperado decirles: ¡Ya ganamos!”, exclamó Padrés ante la prensa, en medio de aplausos y en compañía del diputado Héctor Larios.
Fueron sólo un par de minutos los que dedicó a los medios, pero logró adelantarse a su contrincante y primo, el priista Alfonso Elías Serrano, quien para entonces también se decía ganador pero sin ofrecer datos duros.
Una hora después, Padrés Elías regresó ante los reporteros y reiteró: “¡Ya ganamos!”. Enseguida ofreció sus datos junto con Dante Moncada, director nacional de la encuestadora Arcop.
El encuestólogo dijo que, de acuerdo con una encuesta de salida aplicada en 150 casillas del estado, el aspirante del PAN obtuvo 46.58% de sufragios frente a 45.5% del priista. Moncada añadió que esa diferencia de apenas 1.07% era “sólida e irreversible”.
Guillermo Padrés rechazó que lo haya beneficiado un voto de castigo al PRI por la tragedia de la guardería: “Esperemos que no se vaya a tribunales, estamos contentos, es un dato contundente”. Sin embargo, advirtió: “Ésta nadie nos la quita, la vamos a defender con cuerpo y alma, ésta la ganamos”.
Y adelantó un claro mensaje a Bours y a Alfonso Elías: “Mi política será de reconciliación, no habrá una política pública de división”.
El abecé del castigo
Por su parte, el empresario ganadero Alfonso Elías –conocido como El Vaquero porque en toda la campaña usó botas y sombrero texano– esperó una hora después del cierre de las casillas para aparecer ante la prensa. Desencajado, se dijo ganador y afuera de sus oficinas se instaló un templete para festejar con música de banda y baile. Pero nadie mostraba ánimos de festejo.
Antes del 5 de junio, cuando ocurrió el incendio, el candidato priista llegó a estar en varias encuestas hasta 15 puntos por arriba de Guillermo Padrés. Este amplio margen de ventaja se fue perdiendo, sobre todo porque el gobernador Eduardo Bours entró en una guerra de acusaciones con el gobierno de Felipe Calderón sobre la responsabilidad de las muertes, y después por la creciente inconformidad con la negativa del mandatario estatal a castigar a los dueños de la guardería ABC, a quienes protegió hasta que el sábado 4 la PGR dictó las órdenes de aprehensión contra ellos.
En un mes se realizaron cinco manifestaciones multitudinarias para exigir justicia, mientras Bours enfocaba sus acusaciones por la tragedia hacia el IMSS. En la última de ellas, el sábado 4, cerca de 20 mil personas exigieron la renuncia del gobernador, a quien responsabilizaron de las condiciones en que operaba la guardería ABC.
El mismo sábado, 30 agentes de la Policía Estatal Investigadora allanaron una oficina del PAN en Hermosillo, supuestamente alertados por una llamada anónima de que ahí se vendía droga a los jóvenes. En ese domicilio trabajaban miembros del equipo de Padrés.
Los panistas aclararon que en ese inmueble se distribuía información sobre los representantes de casilla del PAN en varios distritos y denunciaron que los policías se llevaron equipo de cómputo del equipo de campaña de Padrés. Advirtieron que presentarán la denuncia correspondiente y exigieron al gobernador que no interfiriera en los comicios.
Juan Poom, investigador del Programa de Estudios Políticos de la Universidad de Sonora, manifiesta en entrevista que si el PAN gana la gubernatura del estado tendrá la difícil tarea de iniciar un proceso de alternancia demostrando que va a escuchar los reclamos de la ciudadanía y a terminar con un estilo de gobierno de complicidades y propenso a los negocios de familia.
En tal caso, precisa, el PAN “ganará por la tragedia del 5 de junio, y eso significará que tiene una doble responsabilidad: (deberá) dar respuesta al reclamo de justicia y cambiar las formas de gobierno”.
Guillermo Noriega, director de la asociación de derechos humanos Sonora Ciudadana, advierte: “El voto de castigo fue para Bours. No se puede calificar de manera rotunda que sea una victoria del PAN y tampoco pensar que esto le dará oxígeno a Germán Martínez. Se trata de una victoria ciudadana que castigó con su voto al gobierno de Eduardo Bours”.
Por eso considera que si Padrés llega al gobierno del estado, deberá cambiar las reglas del juego político, no gobernar como empresario y tomar en cuenta a la ciudadanía.
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Anulación: A construir algo*
JESUSA CERVANTES
El voto nulo “fue un éxito”, exclamó Sergio Aguayo, analista que abraza la campaña que llamó a expresar así el descontento ciudadano con todos los partidos políticos. Y es que la controvertida propuesta, pese a las severas descalificaciones que recibió, no sólo rebasó el pronóstico de sus propios promotores, sino que obtuvo más respaldo que la mitad de los partidos que compitieron en las elecciones intermedias de este domingo.
Las implicaciones de esta nueva expresión serán definidas por sus promotores y adherentes el 18 de julio próximo en la ciudad de Guadalajara para hacerla llegar a la Cámara de Diputados en septiembre próximo, aunque Aguayo adelanta que, de arranque, su agenda plantea fijar mecanismos para la participación ciudadana, reducir el número de partidos con registro y permitir las candidaturas independientes.
La pregunta ahora, considera Sergio Aguayo, es cómo va a reaccionar la clase política frente a este conglomerado de ciudadanos inconformes.
El reto para los anulistas, dice, es que les alcance para construir un movimiento nacional para reformar la ley electoral y que impacte en la forma en que se conduzca la elección presidencial en 2012.
Aguayo no especula en el vacío. El voto nulo superó al PT, Convergencia, Nueva Alianza y PSD, y no quedó tan lejos del PVEM. El PRD apenas atrajo poco más del doble de sufragios. Además, la elevada participación del voto nulo tiene una gran reserva de potenciales adherentes entre los abstencionistas, que en estas elecciones se acercaron a la cifra de 2003.
“Es evidente que tenemos una democracia de pésima calidad en la cual los poderes fácticos tienen más capacidad de representación que la ciudadana, lo que permite que partidos como el PVEM tengan ‘éxito’ mediante una campaña de mentiras tolerada por la autoridad electoral”, dice Aguayo.
“La cantidad de reformas que se tienen que hacer son muchas y, si queremos que la democracia funcione, este incipiente movimiento ciudadano debe cohesionarse y armar una agenda viable. La tarea es muy clara y al mismo tiempo muy compleja. Se trata de refundar la democracia sobre bases que tomen en cuenta los intereses de las mayorías y no sólo de los partidos y los poderes fácticos”, subraya.
*Tomados de la revista Proceso.
Para el exdirigente panista Manuel Espino, hay dos claros responsables de la “derrota histórica” del PAN: uno, el “prepotente” y “altanero” Felipe Calderón, quien designó a los candidatos sin consultar a la militancia y a la sociedad; y otro, su “subordinado” Germán Martínez, quien en vez de mantener la autonomía partidista acató, sometido a severos y vergonzosos regaños, los dedazos y las órdenes presidenciales. Encabezados por Espino, numerosos panistas exigirán a su dirigente rendición de cuentas, no tanto por la derrota en las urnas, sino por la “estrategia facciosa”, la “guerra sucia” y el alejamiento de los principios y valores que distinguieron al PAN…
De acuerdo con Manuel Espino, los responsables de la “debacle histórica” del Partido Acción Nacional (PAN) tienen nombres y apellidos: Felipe Calderón y Germán Martínez, quienes impusieron un “espíritu de facción” para designar candidatos al margen de la militancia y de la sociedad.
“Sin duda es una derrota para Germán y para el que lo puso como presidente del partido, que es el presidente de México”, sentencia el exlíder panista, y asegura que esta “derrota histórica” regresa al PAN a los años noventa en espacios de responsabilidad pública.
Esto, resume, “es el resultado de una estrategia desastrosa: golpista hacia afuera y facciosa y segregacionista al interior del partido”, ya que, sostiene, fue Felipe Calderón –personaje “prepotente” y “altanero”– quien elaboró las listas de los candidatos.
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Ante la inminencia de una “guerra interna”, Espino no exige la renuncia de Martínez, quien lo sucedió en la presidencia del PAN, sino que rinda cuentas a los panistas, pues existe la versión de que “ya está arreglada su salida del PAN, que se va de embajador”. Y esto, advierte, es inaceptable.
“Lo queremos dirigiendo al partido, pero corrigiendo lo que hizo mal y, por lo menos, aceptando, como hombre de bien, que se equivocó en establecer en el país un precedente de guerra sucia.”
Respecto a las relaciones del presidente Calderón con la dirigencia del partido, Manuel Espino refiere que, el jueves 16 de abril, un día antes de que él hizo una antesala de dos horas y media para buscar entrevistarse con Martínez, éste fue maltratado por Calderón en una reunión celebrada en la residencia oficial de Los Pinos.
“El propio secretario general del partido, Rogelio Carbajal, me dijo que el día anterior el presidente le había levantado la voz, había regañado, había maltratado al presidente nacional del PAN, porque no estaba satisfecho con las listas.”
–¿Lo regañó?
–Claro. Eso me lo estaba reservando, pero no podemos seguir tolerando que el presidente de México regañe al presidente del partido, y no podemos seguir tolerando tener un dirigente del partido que se deje dirigir por el poder público, pues siempre dijimos que el presidente del PAN debía conservar su autonomía frente al gobierno, cualquiera que fuese el origen partidario de éste.
“Entonces esa revelación del secretario general me dio vergüenza y me dio coraje también. Se trató de un regaño que, a decir de Rogelio Carbajal, fue en presencia de Gustavo Madero y de Héctor Larios. Yo lamento que los coordinadores parlamentarios no hayan tenido la dignidad para exigirle al presidente de México que respete la autoridad del presidente del partido.”
–¿Será porque él impuso a Martínez?
–Será porque es el estilo del presidente Calderón, y será porque es la voluntad del presidente del partido dejarse dirigir por el gobierno.
–¿En alguna ocasión a usted lo quiso tratar así Calderón?
–Jamás. Él sabe que a mí no me puede levantar la voz. Hemos convivido muchas veces y nunca le he permitido a Felipe Calderón que me levante la voz. Es un hombre altanero, es un hombre prepotente, y esa actitud no se la ha podido quitar siendo presidente de México. Y se la respeto, pero no se la acepto.
–¿Entonces Martínez no fue capaz ni de cumplirle a Calderón?
–Ya el presidente tendrá que pedirle cuentas a su subordinado Germán Martínez. Pero los panistas le vamos a pedir cuentas al presidente del partido.
–¿La derrota del PAN es la derrota de Calderón?
–Sin duda será una derrota para Germán y para el que puso al presidente del partido, que es el presidente de México.
–Debe renunciar Germán Martínez?
–No, yo creo que no. Ese precedente no lo podemos dejar en el PAN. Germán Martínez fue elegido para tres años. Yo favorecí esa elección; yo pedí el voto unánime de los consejeros para Germán. Ahora sí, que nos cumpla o nos deje como estábamos. Pero Germán tiene que cumplir esos tres años.
“Yo no quiero pensar que sea cierto lo que me han dicho: que ya está arreglada su salida del PAN, que se va de embajador. No. Lo queremos dirigiendo al partido, pero corrigiendo lo que hizo mal. Y por lo menos aceptando, como hombre de bien, que se equivocó en establecer en el país un precedente de guerra sucia, y que eso nos trae como consecuencia el demérito y el desprestigio de Acción Nacional.”
Espíritu de facción
Tras manifestar que en este proceso electoral no hubo “un resultado mínimamente satisfactorio, partiendo de los compromisos de Germán Martínez”, puntualiza:
“No me preocupa tanto el resultado en términos de cuántos votos tuvo el PAN, cuántas curules, cuántas alcaldías, cuántas gubernaturas, que son una pérdida cuantitativa, como la pérdida cualitativa.”
Y explica: “El PAN, por la ambición de poder, ha perdido principios, valores, visión de causa, visión de destino. Es un partido que ahora le ha apostado más a los números que a los valores. Le ha apostado más a la coyuntura que al destino, y esa es la pérdida más lamentable. Esta es la peor derrota de Acción Nacional, en su 70 aniversario.”
Durante la entrevista, Manuel Espino analiza las causas de la derrota panista. Una de ellas, dice, fue la decisión de hacer designaciones para candidatos a diputados federales. “Fueron al final más de 350 designaciones que no recogieron la opinión de militantes y de la sociedad”.
Considera tales dedazos como “una decisión caprichosa que atendió un espíritu de facción que no se puede negar. En el partido se instituyó, desde hace año y medio, un espíritu de facción que espero nos lo quitemos después de esta lamentable experiencia”, dentro de la cual “sería un insulto pretender disimular la participación del presidente Felipe Calderón.”
Identificado como un arribista opuesto a los “doctrinarios”, como se hace llamar la facción que encabezan Calderón y Martínez, Espino recuerda la campaña en su contra, que incluyó una rechifla en la Asamblea Nacional del PAN realizada en León, Guanajuato, el 2 de junio de 2007.
“Era un discurso agresivo en mi contra, porque siempre pretendieron posicionar la idea de que yo era alguien que no tenía compromiso con los principios del PAN”, manifiesta y recuerda la promesa de Martínez cuando, en noviembre de 2007, se registró como candidato a sucederlo en la presidencia del PAN asegurando que Carlos Castillo Peraza regresaría, en sus ideas, a ese partido.
“Siempre toleré ese discurso agresivo, insultante, pero ya en los hechos esas promesas se han evaporado, se han diluido, porque los supuestos discípulos de Carlos Castillo Peraza han estado muy distantes de honrar la memoria de Carlos Castillo Peraza. No lo han hecho ni Felipe Calderón en la Presidencia de la República ni Germán Martínez en la presidencia del partido.”
–¿Se inicia, a partir de este 6 de julio, una guerra interna en el PAN?
–No, nosotros vamos a convocar a los panistas a la unidad, a la cohesión interna de la institución, y le vamos a pedir al presidente de México que respete la vida interna del partido en lo sucesivo. Le vamos a pedir a la dirigencia del partido, también, que haga valer la autonomía del partido ante el poder público.
De hecho, apenas el sábado 4, en la víspera de los comicios, se efectuó una reunión para crear una comisión que, encabezada por el propio Espino, elaborará propuestas con el fin de plantearlas, dentro de dos semanas, en un encuentro de medio millar de panistas.
“Estamos dispuestos a colaborar con el presidente nacional del PAN y con el presidente de la República, pero siguiendo las tesis políticas históricas del PAN: que el partido no se involucre en la vida del gobierno y que el gobierno no quiera decidir la vida interna del partido.”
Inclusive, adelanta, se buscará una entrevista con Calderón para invitarlo a “dejar en total libertad a su partido”, en tanto que a Martínez se le reclamará cumplir con su deber de dirigente, ya que, insiste, lo fundamental es no seguir perdiendo identidad como partido:
“Lo importante no es lamentarnos, quejarnos, enojarnos por perder curules, gubernaturas y alcaldías, sino por perder identidad, principios, congruencia. Y el esfuerzo más importante que tenemos que hacer los panistas, es recuperar esa congruencia, ese compromiso y ese apego a nuestros principios y valores, los que nos merecieron reconocimiento y confianza ciudadanos, los que nos permitieron ser un partido con prestigio a nivel internacional…”
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En Los Pinos, un error tras otro...*
ÁLVARO DELGADO
El Partido Acción Nacional (PAN) ató su futuro a la figura de Felipe Calderón con resultados desastrosos: Una contundente derrota en los comicios de 2009 que oscurece el 70 aniversario de su fundación.
La estrategia del PAN de convertir la elección legislativa intermedia en un plebiscito sobre el gobierno federal, tratando de aprovechar la supuesta popularidad de Calderón –cuya “guerra” contra el narcotráfico ha procurado ocultar el desastre económico del país–, se frustró con la pérdida, en cascada, de numerosas posiciones y aun enclaves históricos.
No se tradujeron en un triunfo electoral los espectaculares operativos policiaco-militares; el uso propagandístico de los programas sociales; el manejo personalista de la epidemia de influenza; el fomento de la leyenda negra priista; las filtraciones y embates contra opositores; el pacto con Televisa y Televisión Azteca para reventar la reforma electoral; ni el lucro electoral de la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo, pues aunque al cierre de esta edición era incierta la adjudicación de la gubernatura de Sonora, el PRI llevaba la delantera en diputaciones federales.
No pudo el PAN ganar las seis gubernaturas en disputa ni la mayoría en la Cámara de Diputados. Si en el año 2000 Acción Nacional tuvo 223 diputaciones federales y en 2003 consiguió 150, para volver a subir en 2006 con 207 curules, en estos comicios de 2009 no reunirá, de acuerdo con los resultados preliminares, ni 140.
Más aún, el PAN tuvo inclusive varios estados “zapato”, es decir, entidades donde el PRI ganó todos los distritos: Oaxaca (7-0), Coahuila (7-0), Veracruz (11-0), Tamaulipas (8-0), Yucatán (3-0), Colima (2-0) y Campeche (2-0).
“Dedazo” inútil de Calderón
Germán Martínez fue pieza fundamental de una operación emprendida desde la Presidencia de la República para tomar el control del PAN: Calderón lo colocó como secretario de la Función Pública sólo mientras se preparaba el terreno –un Consejo Nacional a modo– para sustituir a Manuel Espino, quien adelantó el fin de su dirigencia para diciembre de 2007 en vez de esperar el término de su período, que se cumpliría en marzo de 2008.
Con menos de 10 meses como miembro del gabinete, Martínez se convirtió en candidato único y ofreció hacer del PAN un partido con identidad doctrinaria y triunfadora, desde la ceremonia de su registro, en noviembre de 2007.
Entonces expresó: “Cuando el partido cumpla 70 años de fundado, en 2009, vamos a festejarlo con los triunfos en Colima, Sonora, Nuevo León y Campeche. Vamos a repetir en San Luis Potosí y Querétaro”.
La realidad no podía ser más desastrosa: La apuesta por Nuevo León, en cuya operación se involucró directamente Calderón para imponer a Fernando Elizondo, fue un fiasco; Colima y Campeche no resultaron como Martínez preveía, y San Luis Potosí y Querétaro perfilan también una debacle.
La única conquista relevante que el PAN tendría en la jornada del domingo 5 sería en las elecciones locales de Sonora, luego de que en una guardería de Hermosillo murieron 48 niños, en un suceso que fue capitalizado electoralmente por el gobierno federal y la dirigencia panista.
Al asumir su candidatura, Martínez también aludió a las recientes derrotas experimentadas en Ciudad Juárez, Aguascalientes, Oaxaca, Mazatlán o Veracruz, y advirtió: “Si perdemos palacios municipales ponemos en riesgo, en 2012, el Palacio Nacional. Nuestra esencia federalista y municipalista es la ruta de la victoria electoral”.
Sin embargo, el 5 de julio el PAN tuvo derrotas incluso en lugares donde solía ser imbatible:
Perdió en Guadalajara, que gobernaba desde 1995, con alcaldes como el exgobernador Francisco Ramírez Acuña y su sucesor, Emilio González Márquez; en Naucalpan, la llave al “corredor azul” del área metropolitana del Estado de México, cuya capital, Toluca, tampoco le dio el triunfo; y en Cuernavaca, Morelos, donde el derrotado fue Sergio Álvarez Mata, aspirante a suceder al gobernador Marco Antonio Adame.
Germán Martínez ofreció, también, ser factor de unidad, debido a que Acción Nacional era el partido más rijoso, superando inclusive al PRD: “El Comité Nacional no puede ni debe alentar los conflictos internos. Los funcionarios del CEN no pueden ni deben tratar a los dirigentes estatales o municipales del partido como sus subordinados”.
Pero su primera decisión como dirigente fue arbitraria: despidió a todo el personal que colaboró en la presidencia de Espino, incluyendo a asalariados con muchos años de trabajo y que nada tenían que ver con el expresidente del partido.
En la sede nacional del PAN proliferaron las protestas sin ser oídas y hasta se efectuó una huelga de hambre por parte de militantes de San Mateo Atenco, Estado de México.
“Vamos a poner un alto a los conflictos entre panistas. El Tribunal Electoral no decidirá más nuestra vida interna”, sentenció, pero el PAN sigue siendo el partido con más acusaciones interpuestas ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) por decisiones arbitrarias.
“No debemos estar dispuestos a alquilar el partido a liderazgos oportunistas. Necesitamos apostar por ciudadanos probados en su liderazgo social”, prometió, pero, por primera vez en la historia del PAN se designaron, desde el CEN, 350 de los 500 candidatos a diputados.
La comisión que formalmente integró las listas estuvo formada por los coordinadores parlamentarios Héctor Larios y Gustavo Madero; el secretario general Rogelio Carbajal y el gobernador Marco Antonio Adame, aunque en realidad las candidaturas fueron aprobadas por Felipe Calderón en Los Pinos, como confesó el alcalde de San Nicolás, Nuevo León, Zeferino Almaguer.
El hecho es que los dedazos se tradujeron en derrotas, aunque el desplome ha sido sostenido desde 2006, pues en tan sólo los primeros dos años de gobierno de Felipe Calderón el PAN perdió más de 2 millones de votos en 21 elecciones locales.
Y aunque el sello de Germán Martínez en las campañas de este año fue el de un dirigente partidista pendenciero –tal como se lo recomendaron los estrategas Antonio Solá y Juan Ignacio Zavala Gómez del Campo, cuñado de Calderón–, el mismo 5 de julio el presidente Felipe Calderón se vio precisado a enviar, entre otros, el siguiente mensaje a quienes lo derrotaron:
“México requiere un Congreso capaz de acordar y decidir las mejores leyes y soluciones para el México de hoy y para construir el país del futuro. De poco serviría una Cámara de Diputados que, en lugar de asumir su responsabilidad, estuviera más ocupada en obstaculizar la labor de las instituciones y bloquear al gobierno, en aras de mitigar enojos de campaña o alentar anticipados anhelos sucesorios…”
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El fracaso tiene nombres y apellidos*
ÁLVARO DELGADO
Para el exdirigente panista Manuel Espino, hay dos claros responsables de la “derrota histórica” del PAN: uno, el “prepotente” y “altanero” Felipe Calderón, quien designó a los candidatos sin consultar a la militancia y a la sociedad; y otro, su “subordinado” Germán Martínez, quien en vez de mantener la autonomía partidista acató, sometido a severos y vergonzosos regaños, los dedazos y las órdenes presidenciales. Encabezados por Espino, numerosos panistas exigirán a su dirigente rendición de cuentas, no tanto por la derrota en las urnas, sino por la “estrategia facciosa”, la “guerra sucia” y el alejamiento de los principios y valores que distinguieron al PAN…
De acuerdo con Manuel Espino, los responsables de la “debacle histórica” del Partido Acción Nacional (PAN) tienen nombres y apellidos: Felipe Calderón y Germán Martínez, quienes impusieron un “espíritu de facción” para designar candidatos al margen de la militancia y de la sociedad.
“Sin duda es una derrota para Germán y para el que lo puso como presidente del partido, que es el presidente de México”, sentencia el exlíder panista, y asegura que esta “derrota histórica” regresa al PAN a los años noventa en espacios de responsabilidad pública.
Esto, resume, “es el resultado de una estrategia desastrosa: golpista hacia afuera y facciosa y segregacionista al interior del partido”, ya que, sostiene, fue Felipe Calderón –personaje “prepotente” y “altanero”– quien elaboró las listas de los candidatos.
Ante la inminencia de una “guerra interna”, Espino no exige la renuncia de Martínez, quien lo sucedió en la presidencia del PAN, sino que rinda cuentas a los panistas, pues existe la versión de que “ya está arreglada su salida del PAN, que se va de embajador”. Y esto, advierte, es inaceptable.
“Lo queremos dirigiendo al partido, pero corrigiendo lo que hizo mal y, por lo menos, aceptando, como hombre de bien, que se equivocó en establecer en el país un precedente de guerra sucia.”
Respecto a las relaciones del presidente Calderón con la dirigencia del partido, Manuel Espino refiere que, el jueves 16 de abril, un día antes de que él hizo una antesala de dos horas y media para buscar entrevistarse con Martínez, éste fue maltratado por Calderón en una reunión celebrada en la residencia oficial de Los Pinos.
“El propio secretario general del partido, Rogelio Carbajal, me dijo que el día anterior el presidente le había levantado la voz, había regañado, había maltratado al presidente nacional del PAN, porque no estaba satisfecho con las listas.”
–¿Lo regañó?
–Claro. Eso me lo estaba reservando, pero no podemos seguir tolerando que el presidente de México regañe al presidente del partido, y no podemos seguir tolerando tener un dirigente del partido que se deje dirigir por el poder público, pues siempre dijimos que el presidente del PAN debía conservar su autonomía frente al gobierno, cualquiera que fuese el origen partidario de éste.
“Entonces esa revelación del secretario general me dio vergüenza y me dio coraje también. Se trató de un regaño que, a decir de Rogelio Carbajal, fue en presencia de Gustavo Madero y de Héctor Larios. Yo lamento que los coordinadores parlamentarios no hayan tenido la dignidad para exigirle al presidente de México que respete la autoridad del presidente del partido.”
–¿Será porque él impuso a Martínez?
–Será porque es el estilo del presidente Calderón, y será porque es la voluntad del presidente del partido dejarse dirigir por el gobierno.
–¿En alguna ocasión a usted lo quiso tratar así Calderón?
–Jamás. Él sabe que a mí no me puede levantar la voz. Hemos convivido muchas veces y nunca le he permitido a Felipe Calderón que me levante la voz. Es un hombre altanero, es un hombre prepotente, y esa actitud no se la ha podido quitar siendo presidente de México. Y se la respeto, pero no se la acepto.
–¿Entonces Martínez no fue capaz ni de cumplirle a Calderón?
–Ya el presidente tendrá que pedirle cuentas a su subordinado Germán Martínez. Pero los panistas le vamos a pedir cuentas al presidente del partido.
–¿La derrota del PAN es la derrota de Calderón?
–Sin duda será una derrota para Germán y para el que puso al presidente del partido, que es el presidente de México.
–Debe renunciar Germán Martínez?
–No, yo creo que no. Ese precedente no lo podemos dejar en el PAN. Germán Martínez fue elegido para tres años. Yo favorecí esa elección; yo pedí el voto unánime de los consejeros para Germán. Ahora sí, que nos cumpla o nos deje como estábamos. Pero Germán tiene que cumplir esos tres años.
“Yo no quiero pensar que sea cierto lo que me han dicho: que ya está arreglada su salida del PAN, que se va de embajador. No. Lo queremos dirigiendo al partido, pero corrigiendo lo que hizo mal. Y por lo menos aceptando, como hombre de bien, que se equivocó en establecer en el país un precedente de guerra sucia, y que eso nos trae como consecuencia el demérito y el desprestigio de Acción Nacional.”
Espíritu de facción
Tras manifestar que en este proceso electoral no hubo “un resultado mínimamente satisfactorio, partiendo de los compromisos de Germán Martínez”, puntualiza:
“No me preocupa tanto el resultado en términos de cuántos votos tuvo el PAN, cuántas curules, cuántas alcaldías, cuántas gubernaturas, que son una pérdida cuantitativa, como la pérdida cualitativa.”
Y explica: “El PAN, por la ambición de poder, ha perdido principios, valores, visión de causa, visión de destino. Es un partido que ahora le ha apostado más a los números que a los valores. Le ha apostado más a la coyuntura que al destino, y esa es la pérdida más lamentable. Esta es la peor derrota de Acción Nacional, en su 70 aniversario.”
Durante la entrevista, Manuel Espino analiza las causas de la derrota panista. Una de ellas, dice, fue la decisión de hacer designaciones para candidatos a diputados federales. “Fueron al final más de 350 designaciones que no recogieron la opinión de militantes y de la sociedad”.
Considera tales dedazos como “una decisión caprichosa que atendió un espíritu de facción que no se puede negar. En el partido se instituyó, desde hace año y medio, un espíritu de facción que espero nos lo quitemos después de esta lamentable experiencia”, dentro de la cual “sería un insulto pretender disimular la participación del presidente Felipe Calderón.”
Identificado como un arribista opuesto a los “doctrinarios”, como se hace llamar la facción que encabezan Calderón y Martínez, Espino recuerda la campaña en su contra, que incluyó una rechifla en la Asamblea Nacional del PAN realizada en León, Guanajuato, el 2 de junio de 2007.
“Era un discurso agresivo en mi contra, porque siempre pretendieron posicionar la idea de que yo era alguien que no tenía compromiso con los principios del PAN”, manifiesta y recuerda la promesa de Martínez cuando, en noviembre de 2007, se registró como candidato a sucederlo en la presidencia del PAN asegurando que Carlos Castillo Peraza regresaría, en sus ideas, a ese partido.
“Siempre toleré ese discurso agresivo, insultante, pero ya en los hechos esas promesas se han evaporado, se han diluido, porque los supuestos discípulos de Carlos Castillo Peraza han estado muy distantes de honrar la memoria de Carlos Castillo Peraza. No lo han hecho ni Felipe Calderón en la Presidencia de la República ni Germán Martínez en la presidencia del partido.”
–¿Se inicia, a partir de este 6 de julio, una guerra interna en el PAN?
–No, nosotros vamos a convocar a los panistas a la unidad, a la cohesión interna de la institución, y le vamos a pedir al presidente de México que respete la vida interna del partido en lo sucesivo. Le vamos a pedir a la dirigencia del partido, también, que haga valer la autonomía del partido ante el poder público.
De hecho, apenas el sábado 4, en la víspera de los comicios, se efectuó una reunión para crear una comisión que, encabezada por el propio Espino, elaborará propuestas con el fin de plantearlas, dentro de dos semanas, en un encuentro de medio millar de panistas.
“Estamos dispuestos a colaborar con el presidente nacional del PAN y con el presidente de la República, pero siguiendo las tesis políticas históricas del PAN: que el partido no se involucre en la vida del gobierno y que el gobierno no quiera decidir la vida interna del partido.”
Inclusive, adelanta, se buscará una entrevista con Calderón para invitarlo a “dejar en total libertad a su partido”, en tanto que a Martínez se le reclamará cumplir con su deber de dirigente, ya que, insiste, lo fundamental es no seguir perdiendo identidad como partido:
“Lo importante no es lamentarnos, quejarnos, enojarnos por perder curules, gubernaturas y alcaldías, sino por perder identidad, principios, congruencia. Y el esfuerzo más importante que tenemos que hacer los panistas, es recuperar esa congruencia, ese compromiso y ese apego a nuestros principios y valores, los que nos merecieron reconocimiento y confianza ciudadanos, los que nos permitieron ser un partido con prestigio a nivel internacional…”
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SONORA: Castigo a Bours*
JOSé GIL OLMOS
HERMOSILLO, SON.- La elección de gobernador en Sonora estaba aparentemente definida a favor del panista Guillermo Padrés, debido al voto de castigo contra el gobernador priista, Eduardo Bours, quien durante un mes no actuó para castigar a los responsables del fallecimiento de 48 niños en la guardería ABC de esta ciudad.
A las 18:15 (hora del Pacífico) del domingo 5, unos minutos después de que cerraran las casillas, el candidato Guillermo Padrés Elías se declaró triunfador de este proceso electoral, en el que se interpusieron denuncias por irregularidades como acarreo y compra de voto en varios municipios, principalmente en Cajeme.
“Les queremos decir lo que tanto tiempo habíamos esperado decirles: ¡Ya ganamos!”, exclamó Padrés ante la prensa, en medio de aplausos y en compañía del diputado Héctor Larios.
Fueron sólo un par de minutos los que dedicó a los medios, pero logró adelantarse a su contrincante y primo, el priista Alfonso Elías Serrano, quien para entonces también se decía ganador pero sin ofrecer datos duros.
Una hora después, Padrés Elías regresó ante los reporteros y reiteró: “¡Ya ganamos!”. Enseguida ofreció sus datos junto con Dante Moncada, director nacional de la encuestadora Arcop.
El encuestólogo dijo que, de acuerdo con una encuesta de salida aplicada en 150 casillas del estado, el aspirante del PAN obtuvo 46.58% de sufragios frente a 45.5% del priista. Moncada añadió que esa diferencia de apenas 1.07% era “sólida e irreversible”.
Guillermo Padrés rechazó que lo haya beneficiado un voto de castigo al PRI por la tragedia de la guardería: “Esperemos que no se vaya a tribunales, estamos contentos, es un dato contundente”. Sin embargo, advirtió: “Ésta nadie nos la quita, la vamos a defender con cuerpo y alma, ésta la ganamos”.
Y adelantó un claro mensaje a Bours y a Alfonso Elías: “Mi política será de reconciliación, no habrá una política pública de división”.
El abecé del castigo
Por su parte, el empresario ganadero Alfonso Elías –conocido como El Vaquero porque en toda la campaña usó botas y sombrero texano– esperó una hora después del cierre de las casillas para aparecer ante la prensa. Desencajado, se dijo ganador y afuera de sus oficinas se instaló un templete para festejar con música de banda y baile. Pero nadie mostraba ánimos de festejo.
Antes del 5 de junio, cuando ocurrió el incendio, el candidato priista llegó a estar en varias encuestas hasta 15 puntos por arriba de Guillermo Padrés. Este amplio margen de ventaja se fue perdiendo, sobre todo porque el gobernador Eduardo Bours entró en una guerra de acusaciones con el gobierno de Felipe Calderón sobre la responsabilidad de las muertes, y después por la creciente inconformidad con la negativa del mandatario estatal a castigar a los dueños de la guardería ABC, a quienes protegió hasta que el sábado 4 la PGR dictó las órdenes de aprehensión contra ellos.
En un mes se realizaron cinco manifestaciones multitudinarias para exigir justicia, mientras Bours enfocaba sus acusaciones por la tragedia hacia el IMSS. En la última de ellas, el sábado 4, cerca de 20 mil personas exigieron la renuncia del gobernador, a quien responsabilizaron de las condiciones en que operaba la guardería ABC.
El mismo sábado, 30 agentes de la Policía Estatal Investigadora allanaron una oficina del PAN en Hermosillo, supuestamente alertados por una llamada anónima de que ahí se vendía droga a los jóvenes. En ese domicilio trabajaban miembros del equipo de Padrés.
Los panistas aclararon que en ese inmueble se distribuía información sobre los representantes de casilla del PAN en varios distritos y denunciaron que los policías se llevaron equipo de cómputo del equipo de campaña de Padrés. Advirtieron que presentarán la denuncia correspondiente y exigieron al gobernador que no interfiriera en los comicios.
Juan Poom, investigador del Programa de Estudios Políticos de la Universidad de Sonora, manifiesta en entrevista que si el PAN gana la gubernatura del estado tendrá la difícil tarea de iniciar un proceso de alternancia demostrando que va a escuchar los reclamos de la ciudadanía y a terminar con un estilo de gobierno de complicidades y propenso a los negocios de familia.
En tal caso, precisa, el PAN “ganará por la tragedia del 5 de junio, y eso significará que tiene una doble responsabilidad: (deberá) dar respuesta al reclamo de justicia y cambiar las formas de gobierno”.
Guillermo Noriega, director de la asociación de derechos humanos Sonora Ciudadana, advierte: “El voto de castigo fue para Bours. No se puede calificar de manera rotunda que sea una victoria del PAN y tampoco pensar que esto le dará oxígeno a Germán Martínez. Se trata de una victoria ciudadana que castigó con su voto al gobierno de Eduardo Bours”.
Por eso considera que si Padrés llega al gobierno del estado, deberá cambiar las reglas del juego político, no gobernar como empresario y tomar en cuenta a la ciudadanía.
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Anulación: A construir algo*
JESUSA CERVANTES
El voto nulo “fue un éxito”, exclamó Sergio Aguayo, analista que abraza la campaña que llamó a expresar así el descontento ciudadano con todos los partidos políticos. Y es que la controvertida propuesta, pese a las severas descalificaciones que recibió, no sólo rebasó el pronóstico de sus propios promotores, sino que obtuvo más respaldo que la mitad de los partidos que compitieron en las elecciones intermedias de este domingo.
Las implicaciones de esta nueva expresión serán definidas por sus promotores y adherentes el 18 de julio próximo en la ciudad de Guadalajara para hacerla llegar a la Cámara de Diputados en septiembre próximo, aunque Aguayo adelanta que, de arranque, su agenda plantea fijar mecanismos para la participación ciudadana, reducir el número de partidos con registro y permitir las candidaturas independientes.
La pregunta ahora, considera Sergio Aguayo, es cómo va a reaccionar la clase política frente a este conglomerado de ciudadanos inconformes.
El reto para los anulistas, dice, es que les alcance para construir un movimiento nacional para reformar la ley electoral y que impacte en la forma en que se conduzca la elección presidencial en 2012.
Aguayo no especula en el vacío. El voto nulo superó al PT, Convergencia, Nueva Alianza y PSD, y no quedó tan lejos del PVEM. El PRD apenas atrajo poco más del doble de sufragios. Además, la elevada participación del voto nulo tiene una gran reserva de potenciales adherentes entre los abstencionistas, que en estas elecciones se acercaron a la cifra de 2003.
“Es evidente que tenemos una democracia de pésima calidad en la cual los poderes fácticos tienen más capacidad de representación que la ciudadana, lo que permite que partidos como el PVEM tengan ‘éxito’ mediante una campaña de mentiras tolerada por la autoridad electoral”, dice Aguayo.
“La cantidad de reformas que se tienen que hacer son muchas y, si queremos que la democracia funcione, este incipiente movimiento ciudadano debe cohesionarse y armar una agenda viable. La tarea es muy clara y al mismo tiempo muy compleja. Se trata de refundar la democracia sobre bases que tomen en cuenta los intereses de las mayorías y no sólo de los partidos y los poderes fácticos”, subraya.
*Tomados de la revista Proceso.
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